Cuenca, la ‘Vía Mística’ de Bill Viola

Bill Viola, artista estadounidense

Cuenca transforma su camino del Calvario en una ‘Vía Mística’ rebosante de la espiritualidad de Bill Viola (Nueva York, 1951). “¡Qué espléndida oportunidad la de que pueda establecerse una conversación entre las obras de Bill Viola y una ciudad así!”, exclama Kira Perov, que es mucho más que la esposa de uno de los videoartistas contemporáneos más influyentes e, indudablemente, el más trascendente de la escena internacional. “La obra de Bill profundiza en las experiencias fundamentales de la vida humana: el nacimiento, la muerte, las emociones, la conciencia y la espiritualidad”, explica Perov, directora ejecutiva del Bill Viola Studio y comisaria de Vía Mística. “Bill nos ha hecho ver que, cuando miras algo durante mucho tiempo, se hace visible su esencia –prosigue–. Por eso, siempre le ha interesado la vida interior del mundo que lo rodea”.

Y lo que le rodea –y hasta el 24 de febrero– es Cuenca. Y en ella, en su inconfundible trazado, afronta toda “una reflexión sobre la distintiva espiritualidad de la ciudad”, en expresión de Carmen Olivié, directora de Eulen Art. Y que Kira Perov describe entusiasmada: “Son cuatro las ubicaciones que han sido seleccionadas para albergar dieciséis obras: dos iglesias y un convento desacralizados, más el exquisito Museo de Arte Abstracto Español, único en su género –manifiesta–. El itinerario por la ciudad será también un recorrido por imágenes en movimiento, hechas de luz y de sonido, que ralentizan el tiempo y se mueven al compás del ritmo pausado de la propia Cuenca”. San Andrés, San Miguel, el convento de las Angélicas –hoy transformado en la Escuela de Arte Cruz Novillo– regresan a la luz.

Exaltación del misticismo de la ciudad

“En esta exposición vemos que la imagen en movimiento amplía las ideas sobre la fragilidad y transitoriedad de nuestras vidas en la Tierra, representando la condición humana en diversas formas, incluida nuestra relación con las fuerzas de la naturaleza”, añade Perov, que trabaja estrechamente con Bill Viola desde 1979. No es, por tanto, casual que el itinerario recomendado de la exposición monográfica del artista –promovida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha– concluya con una visita al remozado Museo de la Semana Santa de Cuenca. “Es, pues, una celebración de la espiritualidad y una exaltación del misticismo de la ciudad, realidad que, uniendo tradición y modernidad, forma un todo que diferencia singularmente el carácter de Cuenca”, manifiesta Carmen Olivié.

Para Bill Viola cada vez es más importante el marco, de ahí su interés evidente en insertar sus obras en entornos sagrados, como ya sucedió en su día en la catedral anglicana de San Pablo, en Londres. Ahora va más allá. Él y Kira Perov han encontrado en la población castellano-manchega un extraordinario envoltorio espiritual, que es toda una ciudad. Ideal para el sentido de trascendencia que alcanza la obra del artista norteamericano, quien siempre apunta hacia el interior, hacia lo más hondo. “El objetivo de Bill al crear sus obras, y el nuestro al mostrarlas –expone Kirov–, es sumergir a los espectadores en un mundo interior creado para ellos, pero que también deja un gran margen para el descubrimiento y la reflexión. Ya ha dicho él mismo que ‘para mí el arte es el proceso de despertar el alma’. Y las obras expuestas en Cuenca ponen de manifiesto los temas en los que ha profundizado Bill durante buena parte de su vida como creador”.

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