Antoine Hérouard, obispo y presidente de la Comisión de Asuntos Sociales de la sociedad las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), presentará oficialmente el próximo 27 de noviembre una reflexión sobre el papel del trabajo como parte integral de la identidad humana.
La presentación se llevará a cabo durante la conferencia “Dando forma al futuro del trabajo: una contribución desde la fe a la iniciativa del centenario de la OIT” y se celebrará junto con 200 representantes de las religiones cristiana, judía y musulmana, así como distinguidos funcionarios de la Unión Europea y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Si bien el documento identifica los desafíos del mundo actual, invita a la UE y sus Estados miembros a tomar la transición ecológica y digital como una oportunidad y a configurar ambas tendencias hacia una visión europea común de un mundo de trabajo decente, sostenible y participativo para todos. Con este fin, el texto sugiere 17 recomendaciones de políticas que van desde la promoción de las normas internacionales del trabajo y la economía social hasta disposiciones especiales sobre justicia fiscal y trabajadores en transición.
Fomento de la Unión Europea y sus Estados miembros para orientar sus políticas hacia un tratado europeo cuyo objetivo sea impulsar la economía social. Tratado de la UE objetivo de una economía social de mercado.
Por este motivo, la UE debería adherirse estrictamente al clima, al empleo y los objetivos sobre la pobreza establecidos en la estrategia Europa 2020, situada en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030.
La UE debería traducir rápidamente ‘Los pilares europeos de los derechos sociales’ en acciones políticas concretas utilizando todos los instrumentos políticos a su alcance, incluyendo legislaciones, los fondos de la UE y el diálogo social.
Las legislaciones europeas deberían salvaguardar la seguridad de cada trabajador. Las personas tendrán derecho a un conjunto básico de derechos exigibles, incluidos la protección de la salud y la seguridad, el acceso a la formación obligatoria y a la información.
La UE debe convertirse en un líder mundial en abogar, promover e implementar el trabajo internacional por medio de la promulgación de normas, que hagan especial referencia a la ‘Declaración de la OIT sobre las multinacionales y la política social’. Además, la Comisión Europea debería incorporar sistemáticamente estas normas laborales como condicionantes en sus acuerdos de libre comercio.
Con la crianza de sus hijos y el cuidado de los ancianos, la familia, las personas realizan un servicio vital para el bien común. Por lo tanto, deberían tener acceso a un seguro de salud y tener derecho a una pensión adecuada. Además, la UE debería valorar la contribución del voluntariado como expresión activa de ciudadanía y promover el reconocimiento del trabajo voluntario.
La propagación de dispositivos móviles de trabajo ha facilitado la tendencia hacia una cultura de disponibilidad permanente.
Por lo tanto, la UE debe garantizar las horas de trabajo respetando salud de los trabajadores, la seguridad y la dignidad humana a través de acuerdos sobre el tiempo de trabajo y otras legislaciones relevantes, incluido el derecho a desconectarse como lo promulgó Francia recientemente.
Considerando que en la UE los ciudadanos se enfrentan cada vez más con el trabajo en domingos y festivos, se recomienda que la Unión proteja el domingo en una revisión la Directiva de Horarios Laborales como un día de descanso colectivo.
La UE debe desalentar el uso de contratos a corto plazo u otras formas de trabajo que se utilicen como medidas de reducción de costos, y ayudar a convertir puestos temporales en permanentes.
En la infancia y la juventud, la educación sienta las bases para una vida autodeterminada, pero en un mundo laboral que cambia rápidamente, debería convertirse en el elemento constante de la vida laboral. La Comisión Europea
por lo tanto, debería facilitar mejores prácticas sobre cómo promover esquemas de aprendizaje permanente, como la posibilidad de introducir una cuenta de actividad personal que cada trabajador pudiese utilizar para pagar la educación y el reciclaje.
La UE debe convertirse en uno de los pioneros en la promoción de ocupaciones y empresas que cuidan el medio ambiente. COMECE recomienda que se estimule el desarrollo de empresas sociales. En consonancia con el informe del Parlamento Europeo sobre el estatuto de las empresas de base social y solidaria, la UE debería considerar la creación de una economía social europea.
Un requisito previo para la creación de proyectos sostenibles es establecer condiciones para la inversión que se dirijan hacia el bien común, tanto para las personas como para el medio ambiente.
Fomentar el diálogo con los mencionados e involucrar en el diseño e implementación de las normas laborales europeas a las políticas sociales, en particular a través del proceso del Semestre Europeo. Esto mejorará la propiedad y favorecerá una aplicación sin problemas de las medidas políticas.
Los Estados miembros deberían promover el diálogo social con vistas al bien común en todos los niveles. Este diálogo debe unir a empleados y empleadores para dar forma conjunta al empleo, permitiendo una asociación tripartita con el Estado para contribuir a la formulación de políticas que afectan al trabajo.
Nuevas formas de empleo y, en general, un sector más segregado son representativos de un mundo laboral que desafía los modelos tradicionales. En este contexto, los sindicatos deben ser apoyados en la adaptación de sus modelos de campaña y promoción con el fin de representar de manera efectiva e inclusiva los intereses y derechos de todos los trabajadores de la UE.
Se sugiere crear un ‘Fondo de Adaptación a la Globalización (FEAG)’ que, dotado de recursos ampliados, ayude a los trabajadores a adaptarse al nuevo mundo del trabajo.
Los Estados miembros deben explorar la posibilidad de reintegrar mejor a los parados de larga duración, ofreciéndoles una búsqueda de trabajo a medida.
Los impuestos pueden ayudar a recaudar recursos para financiar una transición justa en el mundo del trabajo. Por ello se anima al Consejo de la UE a mejorar la fiscalidad de la economía digital y acordar una directiva global sobre un Acuerdo común consolidado capaz de eliminar los desajustes.