Al iniciar el plenario de los obispos en la apertura, el obispo de San Isidro y titular del episcopado argentino, Oscar Ojea, enumeró diversas situaciones vividas durante este año que los sorprendieron. Lo hizo durante la eucaristía inaugural sin circunloquios, punto por punto:
Ojea sumó a esto “La crisis social y económica que golpea a todo el pueblo argentino, y que va resintiendo la confianza en la dirigencia política aumentando el mal humor social, el enojo y la intolerancia que hace muy crispada la convivencia”.
Frente a estos fenómenos “aparecen con fuerza”, describió dos posibles reacciones:
1) La ira, el enojo, la victimización: “Esto no es justo, ni totalmente honesto. En muchas de estas situaciones hemos tenido nuestra parte de responsabilidad”.
2) Otra posible reacción es “la parálisis y la inmovilidad. Esta reacción es comprensible pero poco apropiada, sobre todo cuando el Papa llama a ser una Iglesia en salida misionera, y accidentada que tome riesgos”.
Como en la carta a los Filipenses (2, 1-4) , exhortó a la unidad y a la empatía: “Tengan un mismo sentir”.
Sugirió algunas actitudes para poner en práctica en este momento que presentó como crítico:
Finalmente Ojea pidió cuidar y defender la unidad de nuestro Episcopado… “Es tiempo de diálogo sincero, profundo y valiente entre nosotros. Un diálogo así nos enriquece y favorece nuestra unidad”.