La muerte de 18 inmigrantes y la desaparición de otros 17 ayer, 6 de noviembre, cerca de las costas de Melilla y Cádiz llena de “dolor” y “angustia” al Episcopado español. Así lo ha hecho saber a través de un comunicado el obispo de Astorga y presidente de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal, Juan Antonio Menéndez. En el mismo quiso unirse “al sufrimiento de los familiares de los fallecidos y de los compañeros de viaje que han podido salvarse y pido al Señor de la vida y de la paz que les otorgue el descanso eterno en su Reino”.
“Esta tragedia humana pone ante nuestros ojos, una vez más, la situación tan desesperada que viven miles de personas en el norte de África, la mayoría de ellas jóvenes. Durante este año más de 500 inmigrantes de los cerca de 50.000 que se han echado a la mar, han muerto en el intento de cruzar el mar Mediterráneo hacia Europa buscando un futuro mejor para sus vidas”, explicó. Por tanto, recalca que “este hecho pone de manifestó el fracaso de las políticas migratorias de los Estados de Europa y África por la falta de criterios comunes para abordar este fenómeno y la necesaria solidaridad entre los países”.
El prelado considera “urgente que nuestros gobernantes tomen decisiones firmes para solucionar el fenómeno de la migración irregular que tanto sufrimiento causa a las personas y a sus familias”. Asimismo, manifestó su “solidaridad y apoyo a los obispos, a las diócesis y a las Delegaciones de Migraciones y Cáritas del sur de España y del norte de África que cada día acogen, protegen y acompañan a miles de inmigrantes en estrecha colaboración con otras organizaciones sociales y de salvamento marítimo”. Y concluyó: “Esta solidaridad espontánea del pueblo es un signo de esperanza para muchas personas y un acicate para que nuestras autoridades actúen con decisión para erradicar de una vez por todas las causas que provocan estas tragedias”.
En 2012, la Comisión Europea decretó que no gravar las propiedades de la Iglesia que ejercían una actividad económica –como los colegios– era ilegal, pero decidió no ordenar a Italia que recuperara los pagos ante la “imposibilidad” de hacerlo. Sin embargo, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) falló ayer, 6 de noviembre, que la Comisión “debería haber examinado en detalle la existencia de vías alternativas para permitir la recuperación, incluso parcial, de las sumas”. De esta manera se desdicen a sí mismos, puesto que en 2016 avalaron los argumentos de la Comisión.
El Gobierno italiano decretó en 2006 que todos los bienes de la Iglesia no debían pagar el ICI –que se asemeja al IBI español–. Según la Asociación Nacional de Municipios, la cantidad dejada de abonar por parte de la Iglesia se sitúa entre 4.000 y 5.000 millones de euros, como recoge La Stampa.
Tras la sentencia, la Conferencia Episcopal Italiana declaró que se deben pagar impuestos por las actividades comerciales, pero opinó que deben quedar exentos los servicios a la comunidad. “Cualquiera que lleve a cabo un negocio sobre una base comercial, como un hotel, está obligado, como todos los demás, a pagar impuestos. Sin excepción y sin descuentos. Pero hay que distinguir la forma de las actividades”, afirmó Stefano Russo, secretario general de los obispos.
“Perseveren con determinación en la lucha contra la pedofilia y permanezcan fieles a la línea de tolerancia cero contra los abusos”. Así lo ha dicho el papa Francisco a los obispos de Francia con motivo de su Asamblea Plenaria. A través de un mensaje enviado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, Jorge Mario Bergoglio ha incidido en que “las heridas nunca prescriben”.
En la Asamblea, el Episcopado francés está abordando el tema de los abusos en la Iglesia, también a la luz de los recientes acontecimientos que han surgido y que actualmente están bajo el escrutinio de la justicia. De hecho, el fin de semana se reunieron con 8 víctimas, como informa Vatican News.
“En un contexto difícil, sobre todo por los graves errores cometidos por algunos miembros de la Iglesia, el Santo Padre os anima a perseverar en la lucha contra la pedofilia, sin olvidar nunca reconocer y sostener la humilde fidelidad vivida en la vida cotidiana, con la gracia de Dios, por tantos sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados y fieles laicos”, reza el mensaje, que finaliza pidiendo que trabajen para que “cada bautizado se sienta implicado en la transformación eclesial y social que tanto necesitamos”.