Fue a última hora de la tarde de ayer, en la víspera de la clausura de la Asamblea Plenaria. Los obispos de Francisco aprobaban “por una mayoría abrumadora” crear una comisión independiente con el fin de arrojar luz sobre la lacra de los abusos sexuales a menores y que abordará todos los casos que hayan tenido lugar desde 1950. Esta decisión del Episcopado francés surge después del histórico encuentro entre los obispos con ocho víctimas que relataron su dura experiencia el pasado sábado 3 de noviembre.
Según reza el comunicado de los prelados galos, entre sus objetivos, se encuentra “entender las razones que han propiciado la manera en la que se afrontaron los cosas”, hacer “recomendaciones” en materia de prevención, así como “evaluar las medidas adoptadas” hasta ahora.
El presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, Georges Pontier, aseguró que en el plazo máximo de dos años contarán con un primer informe exhaustivo -que posteriormente se realizará de forma periódica- y anunció que en los próximos días se dará a conocer el nombre de quienes estarán al frente de este equipo. Para ello, cada diócesis realizará un primer trabajo de investigación para recopilar todos los casos posibles, solicitando colaboración a los supervivientes.
No olvidar los casos
“Los obispos quieren trabajar con las víctimas para garantizar que no se olvida de ninguno de ellos”, reza el comunicado. Especialmente significativo es el hecho de que la Conferencia Episcopal haya incluido finalmente en el texto la propuesta de “una reparación económica” para las víctimas para lo que crearan un fondo común.
“El sentido de este gesto no es eminentemente financiero y no busca cubrir sus gastos sanitarios”, apuntó el también arzobispo de Marsella, que detalló como “más bien lo que busca la Iglesia es reconocer públicamente la condición de las víctimas”, especialmente en aquellos casos en los que los abusos han prescrito y no se puede recurrir a la justicia civil.
Junto a esta iniciativa, se han propuesto otras medidas como la creación de diferentes grupos de trabajo formados por prelados, expertos y víctimas. Incluso los obispos también han aprobado llevar a cabo iniciativas para hacer un seguimiento a los sacerdotes condenados por pederastia así como aquellos que se encuentran en situación de vulnerabilidad, con factores de riesgo, por ejemplo, como la dependencia del alcohol.