Manuel F. Chaguaceda: “Los mártires son maestros y protectores”

Manuel Fernández Chaguaceda, superior general de la Congregación de San Pedro ad Víncula

La Iglesia catalana cuenta desde hoy, 10 de noviembre, con 16 nuevos mártires. En la beatificación que ha tenido lugar en la Sagrada Familia, han sido elevados a los altares 9 religiosos y 3 laicos San Pedro ad Víncula, 3 Capuchinas del Divino Pastor y una Franciscana de los Sagrados Corazones. Hablamos sobre los mártires y la realidad del instituto con el superior general de San Pedro ad Víncula, Manuel Fernández Chaguaceda.

PREGUNTA.- Hoy ha tenido lugar la beatificación de 9 religiosos y 3 laicos de San Pedro ad Vincula. ¿Qué significa para la congregación?

RESPUESTA.- Un don de Dios, un estímulo, porque los mártires son modelos, maestros y protectores. Un estímulo.

P.- ¿Cuál es el aporte específico de los fisionianos a la Iglesia en salida que propone el papa Francisco?

R.- Hay varias realidades. Estamos presentes en Argentina, en Buenos Aires, concretamente en la parroquia del Sagrado Corazón, Ciudad Evita, una población de monobloques, donde la droga y la suciedad se imponen por doquier, junto a un abandono de lo más imprescindible en sanidad.

En Brasil, a los cuatro años de abrir el seminario de la congregación, en la ciudad de Goiania –aparte de participar en la pastoral penitenciaria atendiendo a presos y a sus familias–, para responder a los requerimientos del carisma se crea la fundación Crescer, para dar un apoyo preventivo a los niños más vulnerables de la parroquia; junto con una pequeña ayuda en alimentación, son acogidos en pequeños grupos a los que se dan clases de repaso. Más tarde se crea un centro de similares características en Contagem, estado de Minas Gerais.

El Fissihogar, en Sarriá y valle Hebrón, en grupos reducidos, en plan familiar, salían de casa a los colegios. La situada en Sarriá ahora está cedida gratuitamente a la Sociedad Española con los Pueblos Árabes, que acoge a mujeres, y ahora también a hombres, subsaharianos. Esta sociedad está formada por la Congregación de las Siervas de San José y la Orden de San Juan de Dios. Por su parte, Sintra, un centro creado por varias congregaciones en Barcelona, acoge en sus aulas a jóvenes retrasados en los estudios. Con grupos de seis alumnos por clase. Se fundó como fruto del Congreso de Vida Religiosa de 1993 a 1995.  Nosotros fuimos de las primeras congregaciones en adherirnos a la asociación titular de la escuela. Nos alegra también que la casa residencial que ha dejado la comunidad del colegio Virgen de la Salud haya sido alquilada a una fundación, Suara, que tiene convenio con la Generalitat de Cataluña de acoger a adolescentes migrantes, garantizando su acogida, acompañamiento e integración en la sociedad.

Por otro lado, en el colegio Virgen de la Vega, de Benavente (Zamora), han sido muchos los inmigrantes que han pasado, desde chinos a rusos adoptados. La mayoría hispanoamericanos. Tampoco hay que olvidar a los gitanos. Un colectivo que suele ser discriminado en un mundo de payos, por sus costumbres y especial idiosincrasia.

P.- ¿Con que sueña para el futuro de la Congregación?

R.- Se dice que sangre de mártires, semilla de vocaciones. Y nosotros las necesitamos tanto… También sueño con que se siga manteniendo la fidelidad al carisma y se potencie la formación y la entrega.

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