La Conferencia Episcopal de los Estados Unidos está celebrando desde el lunes en Baltimore su Asamblea Plenaria. La cita episcopal, que se cierra hoy, ya mira al encuentro que el papa Francisco ha convocado en febrero para analizar la cuestión de los abusos a menores con los presidentes de las conferencias episcopales de todos el mundo.
Una cita a la que no faltará el cardenal Daniel N. DiNardo, obispo de Galveston-Houston y quien dedicó prácticamente todo su discurso durante la apertura de las sesiones a esta “crisis” de la que parece que va recuperándose la Iglesia católica y que “ha dañado profundamente la confianza en la Iglesia en los Estados Unidos, Chile, Australia, Irlanda y otros lugares”.
Procesos abiertos
Los obispos estadounidenses son muy conscientes de las heridas que quedan por cerrar en las víctimas. Por ello, el cardenal DiNardo puso sobre la mesa los últimos acontecimientos que en materia de abusos sexuales de sacerdotes han conmocionado al país: la investigación de 13 fiscales generales en sus respectivos estados o el informe de los tribunales sobre las diócesis de Pensilvania, el pasado agosto.
Sin embargo, según ha anunciado el presidente en esta asamblea los obispos no delinearán nuevas medidas, ya que la Congregación para los Obispos ha pedido que esperen a que se desarrolle el encuentro en el Vaticano. Una parada que no resta a la “determinación” de la iglesia americana. “Esto no supone un cambio en la dirección de los obispos católicos de los Estados Unidos”, aseguró.
“Seguimos comprometidos con el programa específico sobre una mayor responsabilidad episcopal que discutiremos estos días”, anunció el lunes en la apertura a la vez que ha comunicado que la votación de dichas medidas se pospondrá. Dirigiéndose a las víctimas, el cardenal ha tenido palabras de perdón y ha ratificado los procedimientos y cómo estos van dando frutos.