Finalizó hoy una nueva Asamblea Plenaria de obispos de Bolivia. Allí se analizó la realidad social del país con la convicción de que la misión de la Iglesia ayuda a construir la nación. El presidente Ricardo Centellas, reelegido en el cargo para cuatro años más, al iniciar estos días de plenario, había pedido trabajar por la unidad y responsablemente por el desarrollo integral del país. “Nadie puede ser excluido, discriminado, ni eliminado por su pensamiento, condición social u opción política”, expresó.
Frente a las elecciones presidenciales del año próximo señaló que existen “muchos signos de arbitrariedad y abuso de poder”. Y siguió: “No alentemos las contradicciones: decir que estamos bien, mientras que la mayoría de los bolivianos experimenta la pobreza, afirmar que somos un modelo económico y no tener industrias que generen empleos dignos; ser un país plurinacional pero con acumulación y centralización de poder”.
Al finalizar su encuentro, el Episcopado hizo público un Mensaje al Pueblo de Dios que, bajo el título “Yo soy el camino, la verdad y la vida” recuerda que la Iglesia busca caminar “de la mano de nuestra gente y en plena comunión con el Santo Padre, el papa Francisco”. Agradecidos por el cardenalato de Toribino Ticona, los obispos se sienten interpelados por la canonización de Madre Nazaria Ignacia y valoran el éxito del V Congreso Americano Misionero, realizado en Santa Cruz de la Sierra “donde delegados de todos los países de América se han reunido, ha significado un gran impulso a nuestra vocación misionera”.
En el documento también reflexionan sobre el reciente Sínodo de los Jóvenes. “Estamos conscientes que la juventud es el presente y futuro de nuestra Iglesia y de la sociedad. Sepan, queridos jóvenes, que contamos con ustedes, para que desde sus iniciativas y creatividad podamos juntos trasformar nuestra sociedad, haciendo cada día más presentes la justicia, el amor y la solidaridad del Reino de Dios“, recuerdan los prelados, que hacen un llamamiento a las nuevas generaciones: “La Iglesia les necesita y ustedes necesitan de la Iglesia”.
“En este camino, que todos unidos recorremos tras las huellas de Jesús, estamos urgidos por Él a anunciar y testimoniar el reinado de Dios en todos los sectores de la sociedad, los ámbitos de la realidad y las circunstancias de la vida, porque nada es ajeno al Evangelio”, comentan los obispos que buscan desmarcarse de todo matiz político: “No hay ninguna otra intención ni intereses de ningún tipo, solo cumplir fielmente la Palabra de Jesús y dar a conocer los principios y valores del Evangelio que son los verdaderos valores humanos, con miras al bien de las personas y del pueblo“.
De ahí, que se sientan interpelados a “mirar, con realismo y sin miedo, a los problemas que afectan nuestra realidad, la manera más acertada para poder solucionarlos”. Ante la que califican como “tempranera” campaña electoral, denuncian el uso de “falsas noticias, mentiras y calumnias en los medios de comunicación, tanto virtuales como tradicionales, con la finalidad de manipular e influenciar a la opinión pública para alcanzar objetivos encubiertos”.
“Hace falta que todos aportemos a un proceso sincero y transparente, buscando la objetividad de los hechos, poniendo en primer lugar el bien común y lo que nos une, desechando todo lo que aísla, divide, contrapone y confronta, porque la verdad brota de relaciones libres entre las personas, en el respeto, escucha recíproca y el diálogo sincero“, añaden los obispos.
En esta línea, retoman las palabras del presidente del Episcopado en la apertura de la Asamblea, para señala como “imperativo velar y respetar la dignidad de toda persona, su libertad de pensamiento y de expresión, dejando actitudes que de alguna manera puedan coartar estos derechos inalienables”. A renglón seguido, apuntan que “en la misma línea, ante intentos de ignorar y manipular la voluntad del pueblo y las normas constitucionales, es indispensable que se respete de parte de todos el proceso democrático que tantos esfuerzos y vidas humanas ha costado, pilares de la convivencia armónica y fraterna. Sólo así tendremos una Bolivia democrática, libre, justa y en paz”.
Aterrizando en el contexto socioeconómico, los obispos denuncian “la pérdida de puestos de trabajo y el retorno a la pobreza de personas y grupos más vulnerables” en todo el continente para reclamar “una información verídica y trasparente de la situación real de la economía, del trabajo, de los recursos naturales, de las proyecciones y de las medidas a tomar en lo inmediato, a mediano y largo plazo”.
Así, hace un llamamiento para “medir los gastos públicos e implementar políticas que garanticen el desarrollo integral y la dignidad de las personas, la defensa de la vida, la libertad y los derechos básicos: salud, educación, trabajo digno y vivienda”.
Con la mirada puesta en el Sínodo de la Amazonía, también critican “el avance de la desforestación incontrolada, de la depredación y destrucción de su hábitat” y defienden a los pueblos indígenas en sus demanda “por conservar su estilo de vida, sus costumbres, su cultura, su territorio en armonía con la Madre Tierra: ¡Que este nombre no quede como slogan vacío!”.