El secretario general de la Unión de Superiores Generales, Emili Turú, está convencido de la vida religiosa está llamada, hoy, una vez más, a salir de su tierra, de su espacio de comodidad, para evitar anclarse en sus rutinas, en medio de “una sociedad que vive en un escenario de permanente adolescencia”.
Así lo expresó el religioso marista durante la segunda jornada de la Asamblea General de CONFER, que se centró en la mirada a la historia como aprendizaje para buscar hacia dónde ha de encaminarse la vida consagrada. “Tenemos que abrazar este momento que vivimos cordialmente y con alegría, aunque aparentemente no nos guste”, planteó.
Ante la actual situación que calificó de “crisis y transición” marcada por la incertidumbre ante un contexto complejo, con la sombra de los abusos y de falta de credibilidad institucional, Turú invitó a los religiosos “a dar un paso más”. “Más allá de la crisis, tenemos que adentrarnos en un océano de misericordia”, propuso el hermano marista.
Turú invitó a los superiores presentes a recopilar aquellas situaciones, temas y retos en los que han volcado su tiempo y esfuerzos en los últimos años para hacerles caer en la cuenta de cuál ha de ser la misión de un líder cuando se vive, como hoy, una coyuntura de “exilio”.
Junto a Turú, compartió la ponencia de la mañana María Pilar Benavente, hermana misionera de Nuestra Señora de África, que se detuvo en algunos personajes bíblicos para contemplar “cómo se convirtieron en fermento de transformación” para dejarnos transformar hoy, “dejarnos enseñar”.
Para Benavente, este proceso solo puede nacer desde un cambio de actitud, para ponerse en movimiento, tal y como invita “esta estación de tren en la que se celebran estas jornadas, como un lugar de tránsito, de espera y encuentro, pero desde el que se busca una meta”.