En Latinoamérica “uno de los fenómenos que actualmente golpea con fuerza al continente es la fragmentación cultural, la polarización del entramado social y la pérdida de raíces” ha dicho Francisco ante la Comunidad del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano. Ha sido durante la mañana de hoy, 15 de noviembre, en una audiencia con motivo de la celebración de los 160 años de la fundación del Colegio.
El Papa ha señalado que esa fragmentación “se agudiza cuando se fomentan discursos que dividen y propagan distintos tipos de enfrentamientos y odios hacia quienes ‘no son de los nuestros’, inclusive importando modelos culturales que poco o nada tienen que ver con nuestra historia e identidad”. Una situación que desemboca en “generaciones desarraigadas” y ante la cual “la Iglesia no es ajena”, ya que está “expuesta a esta tentación” y “sometida al mismo ambiente”, lo que la hace “correr el riesgo de desorientarse al quedar presa de una u otra polarización o desarraigada si se olvida su vocación a ser tierra de encuentro”. Y es que, Francisco advierte que “también en la Iglesia se sufre la invasión de las colonizaciones ideológicas”.
Por todo esto, Bergoglio ha subrayado la importancia de “este tiempo en Roma y especialmente en el Colegio” para poder “crear lazos y alianzas de amistad y fraternidad”. De la misma manera, ha apuntado que el Colegio “puede ayudar mucho a crear una comunidad sacerdotal abierta y creativa, alegre y esperanzadora” siempre y cuando sepa “ayudarse y socorrerse” y si es “capaz de enraizarse en la vida de los otros, hermanos hijos de una historia y patrimonio común, parte de un mismo presbiterio y pueblo latinoamericano”. Además, ha instado a los presentes a fomentar el espíritu de pertenencia y crear “iglesias y pueblos capaces de trascender lo meramente parroquial y liderar comunidades que sepan abrirse a otros para entretejer y curar la esperanza”.
“Nuestro continente ha logrado plasmar en su tradición y en su memoria una realidad: el amor a Cristo y de Cristo no puede manifestarse sino en pasión por la vida y por el destino de nuestros pueblos y en especial solidaridad con los más pobres, sufrientes y necesitados”, ha dicho. Ha recordado también que “es necesario desarrollar el gusto por estar siempre cerca de la vida de nuestra gente, nunca aislarnos de ellos”, ya que, como ha explicado, “la misión es pasión por Jesús, pero, al mismo tiempo, es pasión por su pueblo”.
Francisco no ha dejado escapar la ocasión para recordar la reciente canonización de san Óscar Romero, exalumno de la institución y “signo vivo de la fecundidad y santidad de la Iglesia latinoamericana”. Como Romero, ha instado a los presenten a “no tener miedo a la santidad” y a “gastar la vida por su gente”.