España

Zani plantea una “educación en salida” que sea “motor de cambio”

  • El arzobispo secretario de la Congregación para la Educación Católica reivindica el papel de la escuela católica y de la asignatura de religión en la “construcción de esta sociedad plural”
  • En su conferencia dentro de la Jornada ‘Libertad religiosa y educación’, Angelo Vincenzo Zani subrayó el papel del educador como “testigo creíble de la verdad” más que como transmisor de conocimientos





Angelo Vincenzo Zani, arzobispo secretario de la Congregación para la Educación Católica, está convencido de que hoy es más necesario poner en marcha “una educación en salida” frente a una sociedad masificada e individualista. Así lo manifestó durante la ponencia de clausura de la Jornada ‘Libertad religiosa y educación’ promovida por la Fundación SM y la Universidad Pontificia de Comillas.

“La educación no puede estar en función del sistema, es un motor de cambio de transformación del sistema, al servicio de la comunidad”, reafirmó: “La educación cumple su objetivo si logra formar personas que caminan juntas en el sendero del encuentro. De esta manera se crece en humanidad, en inteligencia y en valores”.

Promover un universalismo crítico

Así, reivindicó un pacto educativo “que requiere una planificación formativa” en la que contribuyan todos los agentes sociales. Desde esta propuesta, “el docente tiene la tarea de hacer que sus alumnos reconozcan la realidad y no solo retransmitir los conocimientos” para conformar “un universalismo crítico que sepa unir valores”. Así, citó a Pablo VI y su llamada a que los educadores sean testigos creíbles de la verdad a través de su coherencia de vida más que maestros centrados en la efectividad de los métodos.

Ahí es donde enmarcó “la educación católica como una obra de inclusión en la que no solo se enseñan conceptos sino valores para construir un humanismo solidario siempre abiertos a los horizontes del bien común”, o lo que es lo mismo, “un tejido social en un mundo en constante cambio”, expuso el prelado. “Es necesario educar teniendo como referencia una antropología integral”, subrayó.

Una revolución cultural

Consciente de que los rápidos y constantes cambios en el planeta han alterado “las categorías sociales, económicas y educativas”, el experto vaticano planteó la necesidad de acometer lo que el Papa Francisco ha venido en llamar “una revolución cultural”.

Para ello reivindicó “la primacía de la persona, el valor de la comunidad, la búsqueda del bien común y la apertura a los valores trascendentes”. Sin embargo, no son pocas las dificultades que se encuentran los agentes educadores para materializarlo. Así, expuso fenómenos globales como la postverdad o la crisis de las relaciones y de la comunicación entre las generaciones.

El concepto de libertad

En este sentido, alertó de cómo se ha desvirtuado el concepto de libertad personal, “entendido como alternativa a cualquier norma”, de la misma manera que mostró su preocupación por el hecho de que los “jóvenes tengan necesidad de conocer figuras de referencias maduras y, por otro, los adultos se sienten dubitativos sobre su propio rol”.

“Para responder a estos desafíos, hay que invertir en formación”, señaló, a la “pasión educativa para preparar ciudadanos responsables” en materias como el uso de las nuevas tecnologías, en el cuidado de la casa común, en la lucha contra las desigualdades.

Un derecho y un deber

“Uno de los instrumentos con los que la Iglesia contribuye a la construcción de esta sociedad plural y de reforzar el principio de la libertad de educación nace a través de las escuelas católicas y de la enseñanza de la religión en la escuela”, reconoció Zani que sentenció: “Todo proceso de formación debe ser libre”. De esta manera, justificó la existencia de la escuela católica como “una expresión del derecho de todos los ciudadanos a la libertad de educación y a la participación social. Es un derecho-deber”.

La enseñanza de la religión como asignatura se configura como un derecho a la educación conforme a las creencias de los padres y de los estudiantes que eligen por sí mismo”, relató el responsable vaticano que valoró su contribuyó al “conocimiento sobre la identidad del cristianismo y de la vida cristiana. Es una disciplina formativa junto a las otras, con un servicio diferente a la catequesis porque tiene un valor cultural”.

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