Antes de que el impresionismo de Monet intentase captar la luz sobre un lienzo. Antes, incluso, de que Caravaggio iluminase sus escenas de una forma casi dolorosa. La luz ha sido siempre el mayor motivo de búsqueda para los artistas, ya que sin ella no hay colores ni formas. No hay nada. “La luz es un don que nos permite conocer y celebrar la realidad, pero es efímero”, dice a Vida Nueva José Saborit, el artista valenciano cuya obra se podrá disfrutar desde hoy, 22 de noviembre, en el espacio O_Lumen de los Dominicos (Madrid).
23 cuadros de gran formato componen esta exposición, que recibe el nombre de ‘Mientras la luz’, en honor a un poema de Lola Mascarell del mismo nombre. “Los cuadros pueden transmitir emociones, atmósferas anímicas que la palabra no puede referir”, dice el artista. En definitiva, mundos paralelos que confluyen en ocasiones, como es este caso, en el que se unen poesía y pintura.
“El objetivo de esta obra está basado en celebrar la visión, la luz, lo maravilloso de este mundo”, explica. Precisamente los viajes del artista son el pretexto de esta obra: paisajes, pero despojados de anécdota. Solo la impresión de la luz y la emoción que provoca.
Contemplación, meditación y silencio
“La sensibilidad de la mirada se forja en la infancia, y en mi caso esa infancia transcurrió en el Mediterráneo y eso se refleja en la obra”, señala. Sin embargo, también muestra “la capacidad de los viajes de cambiar esa mirada, de generar sorpresa ante el paisaje”.
Los cuadros de Saborit son una forma de contemplación, de meditación y de concentración en el silencio, lo cual “está muy cerca de la experiencia metafísica y espiritual”. Una contemplación que se ve favorecida por las condiciones del espacio O_Lumen, un antiguo templo cuyas dimensiones y clima de silencio lo hacen el lugar indicado para que el espectador se concentre en las emociones que esta exposición es capaz de iluminar.