México

La Iglesia forma ‘Artesanos de Paz’ para la tercera ciudad más violenta del mundo

  • Desde el 2012, la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Acapulco lleva a cabo un programa integral de atención a víctimas de la violencia
  • La asociación Compartir otorgó a la Cáritas local el premio a la Institución en Fomento del Voluntariado por su labor altruista





Formar voluntarios para acompañar a las víctimas de la violencia en México no es una tarea fácil; eso lo sabe bien Cáritas Arquidiócesis de Acapulco, organización que desde hace seis años ha venido trabajando en un programa de atención a personas violentadas, mediante el cual –entre otras cosas– capacita a los llamados ‘Artesanos de Paz’, hombres y mujeres de buena voluntad que coadyuvan con la Iglesia en este acompañamiento a las víctimas.

En entrevista para Vida Nueva, Adriana Paz, de Cáritas Arquidiócesis de Acapulco, explica que el Programa de Atención a Víctimas de las Violencias inició en esa Iglesia particular en el 2012, y con el tiempo se ha ido renovando y ampliando, de tal suerte que actualmente se llama Programa Ampliado de Construcción de Paz, pues incluye diez diferentes esquemas de trabajo, en los que participan 382 voluntarios.

Ciudad violenta

De acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal, Acapulco se situó en el 2017 como la tercera ciudad más violenta del mundo, solo superada por Los Cabos (México) y Caracas (Venezuela).

“En esta ciudad –explica Adriana Paz– hay muchas familias que no solo sufren el dolor de perder a los padres, hijos, parejas, hermanos, tíos o primos, o la incertidumbre de no saber dónde están o si viven–, sino que, con los secuestros y los homicidios, además de enfermar de depresión, ansiedad, miedo, enojo, desconfianza y deseo de venganza, también quedan desprotegidas y muchas veces sin recursos, en situaciones verdaderamente difíciles de afrontar”.

Ante esta realidad, fue como la Iglesia local comenzó a recibir, por parte de viudas, huérfanos o madres a quienes les habían arrebatado a sus hijos, solicitudes de ayuda, algunas motivadas por su fe y otras por su dolor.

Para dar respuesta a estas necesidades y contribuir en la restauración del tejido social de las comunidades, la Arquidiócesis de Acapulco –entonces bajo el gobierno pastoral del obispo Carlos Garfias Merlos–, inició un trabajo de construcción de paz con énfasis en las víctimas de la violencia.

Diez programas en uno

Los diez esquemas sociales de trabajo dentro del Programa Ampliado de Construcción de Paz de Cáritas Acapulco son: Centros de Escucha y Grupo de Apoyo de Mujeres que, junto con el de Atención a Víctimas de las Violencias, atienden las situaciones de emergencia; Sembradores de Paz (niños), Familias Fuertes, Catequesis Generadora de Comunidades Pacíficas, Economía Solidaria, Comunidades Eclesiales de Base y Centro Jóvenes con Enfoque de Paz; y el Observatorio Pastoral de la Realidad Social, con el que se busca proyectar nuevas estrategias para la construcción de paz e incidir en políticas públicas.

“Dentro del programa de Atención a Víctimas de la Violencia –precisa Adriana Paz– se encuentra el de Voluntariado Transformador, cuyo objetivo es profesionalizar a los llamados ‘Artesanos de Paz’, a fin de que puedan brindar un mejor acompañamiento personalizado, humanitario y profesional”.

Desde que comenzó este programa, el sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza, vio la necesidad de que los voluntarios se profesionalizaran en el acompañamiento psicosocial a las víctimas, para dar a cada persona violentada la atención adecuada.

“De esta manera –añadió- cada voluntario es capacitado de tres a cuatro meses, en materia de sensibilización y construcción de paz, se les enseña cómo hablar en público, liderazgo y otras herramientas, a fin de que ellos puedan ser agentes de cambio y una voz en sus comunidades parroquiales, donde posteriormente puedan formar equipos que se integren a los programas de voluntarios de construcción de paz”.

Trabajar en condiciones de violencia

Adriana Paz reconoció la labor de los voluntarios, pues –dijo– “no es nada fácil hacer este trabajo, sobre todo en las condiciones de violencia en que se encuentra la entidad, y en particular Acapulco, que es la tercera ciudad más violenta del mundo; hay momentos en que las comunidades se ponen muy tensas, por lo que tenemos que aplicar ciertos protocolos de seguridad”.

Tratamos de que, ante todo, se cuide la vida; cuidamos la identidad de los voluntarios, así como la de las víctimas; es una ciudad donde tenemos todos los días la presencia de la Policía Federal o de los militares resguardando las escuelas, por lo que no es una labor fácil”, agregó.

Merecido reconocimiento

A finales de octubre del presente año, la asociación civil Compartir otorgó a Cáritas Arquidiócesis de Acapulco el Premio a la Institución en Fomento del Voluntariado; al respecto, Adriana Paz expresó que el reconocimiento “nos compromete a redoblar esfuerzos y a reconocer que la Arquidiócesis no hace esta labor por sí sola, sino con ayuda de estas personas que aportan su granito de arena para que se puedan realizar los programas de ayuda”.

Hoy en día, este programa integral de atención a víctimas se aplica en 72 comunidades de la Costa Grande de Acapulco, y a la fecha hay dos mil 242 beneficiarios directos.

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