Con la apertura del año jubilar lasallista, el pasado 17 de noviembre, comienzan las celebraciones por el tricentésimo aniversario de la pascua del patrono de los educadores, san Juan Bautista de La Salle, las cuales se extenderán –a nivel mundial– hasta el 31 de diciembre de 2019.
De acuerdo con el Hno. Carlos Gabriel Gómez Restrepo, provincial del Distrito Lasallista de Bogotá, se trata de “una bendición que nos obliga a dejarla caer en tierre fértil” y que dará lugar a diversas experiencias para redescubrir el legado pedagógico y espiritual del santo fundador, como el congreso mundial lasallista de educación, la asamblea de la Misión Educativa Lasallista (MEL) distrital, la visita del Superior General a Colombia y la beatificacion del Hno. Santiago Miller, asesinado en 1982 en Centroamérica, entre otros eventos que hacen parte de esta efeméride.
Sin embargo, Gómez Restrepo considera que “no podemos caer en la tentación de solo hacer conmemoraciones hacia fuera (…). Lo fundamental, es aprovechar este año de gracia para vivirlo intensamente hacia adentro, en nuestro corazón, dejar que el mensaje del Fundador, la historia de los orígenes, la construcción del Instituto, la búsqueda de caminos, los textos espirituales realmente lleguen a tocar nuestro corazón”.
En la Capilla de Nuestra Señora de la Estrella de la Universidad de La Salle, más de 600 miembros del Distrito Lasallista de Bogotá, entre religiosos (Hermanos de La Salle), estudiantes, docentes, padres de familia y administrativos, se dieron cita el pasado domingo 18 de noviembre para el inicio del jubileo con una eucaristía presidida por el obispo auxiliar de la arquidiócesis de Bogotá, Pedro Salamanca, egresado de una de las obras lasallistas: el Liceo Hermano Miguel.
“Bajo la luz de san Juan Bautista de La Salle, cada día más valoramos la labor educativa de sus hijos, particularmente en estos tiempos en los que debemos saldar una deuda histórica con la calidad educativa”, dijo el obispo Salamanca.
En ese mismo sentido el provincial del Distrito Lasallista de Bogotá, al reconocer la complejidad de los tiempos actuales, subrayó que “nunca ha sido tan apasionante educar como en este siglo donde todo parece mutar, donde se han quebrado buena parte de los ‘relatos’, lo tecnológico se impone casi como dictadura, la salud de la madre Tierra yace en cuidados intensivos, y asoman tiempos desconocidos y desafiantes”.
Si bien la trayectoria educativa de La Salle es prenda de garantía para las nuevas generaciones que se adhieren al ideario de su propuesta formativa, el religioso asevera que “una tradición está muerta si no logramos actualizarla y reinterpretarla con las nuevas realidades y en desafiantes lugares”.
A la luz del santo De La Salle y de los primeros hermanos, que hicieron de la escuela un ‘lugar de salvación’, Gómez Restrepo ha asegurado que “Colombia necesita lasallistas probos y proactivos, llenos de fe y pletóricos de esperanza”, con los riesgos que ello representa, sin perder de vista que “el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas nació en la frontera de la deshumanización”.
“Sueño que, como fruto del Año Jubilar, podamos encontrar un nuevo frente misionero en las fronteras de la deshumanización, donde nuestra presencia haga honor a esta tradición tricentenaria y concite la presencia de Hermanos que ‘se hagan a la mar sin velas ni remos’ y voluntarios lasallistas que con generosidad le apuesten a ir más allá de las fronteras”, concluyó el provincial del Distrito Lasallista de Bogotá.
Fotos: Distrito Lasallista de Bogotá.