Ya está todo listo para que el 3 de diciembre salga a la venta el libro ‘La fuerza de la vocación’ (Publicaciones Claretianas), una entrevista de Fernando Prado Ayuso con el papa Francisco en el que el pontífice no esquiva ninguna de las cuestiones que el autor le hace sobre la situación actual de la vida consagrada. En la actualidad, es director de la editorial que edita el libro y profesor de teología en el Instituto de Vida Religiosa (ITVR), en el que imparte la asignatura Teología de la Misión.
PREGUNTA- ¿Cómo surge este libro entrevista con el papa Francisco sobre la vida religiosa?
RESPUESTA- Desde hacía tiempo había pensado, quizá más bien soñado, hacer una entrevista así a Francisco, como un servicio importante a la vida consagrada. En definitiva, nuestra editorial de Madrid, al igual que las demás obras que tenemos encomendadas los claretianos de mi comunidad El ITVR, la revista VR… están orientadas a este servicio de animación y de formación de la vida consagrada. Desde el comienzo del pontificado de Francisco he tenido ocasión de saludarle y encontrarme con él, fundamentalmente por asuntos editoriales. Poco a poco se fue urdiendo la confianza suficiente, de modo que vi la oportunidad de proponerle el proyecto y a él le pareció bien. Lo cuento en el libro.
Fue algo muy natural, como también lo fue la conversación que ha dado como fruto estas páginas. El género entrevista ha resultado ser una forma novedosa y diferente de magisterio pontificio. Ciertamente lo es. El propio Francisco ha dicho en alguna ocasión que las entrevistas las entiende como “parte de su ministerio”. Espero, de corazón, que el libro ofrezca un buen servicio a la vida consagrada, y que aquellos que lo lean se sientan “confirmados” en la fe y en su vocación por el sucesor de Pedro. Confío en que ese será el resultado final de su lectura. Eso es, en definitiva, lo que yo pretendía.
P.- ¿Cómo está la situación actual de la vida religiosa en el mundo, según el Papa?
R.- El papa Francisco ve la vida religiosa desde dentro. La conoce bien y la ama. Él es una persona consagrada que habla desde lo que es. Yo diría que el Papa ve la vida consagrada actual con un realismo esperanzado. Sabe de su fragilidad y también de su fortaleza. No tiene esa visión mundana de la vida religiosa que solo mira a los números, a las edades y al éxito aparente. Esa manera de ver las cosas, para él, como para toda persona consagrada, es una mirada sin trascendencia de la realidad y una visión de la vida consagrada desde otras categorías que no son las propias.
Así, para Francisco, la vida consagrada, como don de Dios a la Iglesia, se marchita o florece según el Espíritu quiere, como quiere y donde quiere. Lo importante es que en todas las latitudes del mundo las personas llamadas vivan con consciencia y adultez su consagración, sabedoras de que el mundo y la historia está más en manos de Dios que en las nuestras; eso sí, que vivan con exigencia la vocación a la que están llamadas, y que lo hagan mirando al mundo al que sirven, siempre insertadas eclesialmente. Francisco tiene muy claro que la vida consagrada nace, crece y está orientada a la Iglesia, al santo pueblo fiel de Dios. De ahí que hay que ser exigentes.
P.- ¿Cuáles son las instancias del Pontífice para los consagrados?
R.- En el libro, el papa Francisco propone muchas cosas para la vida consagrada. Lo hace con mucho realismo, pero, como decía, también con mucha esperanza. El Papa habla de todas estas cuestiones desde la experiencia. aportando anécdotas que a él mismo le suscitan reflexiones, convicciones… El Papa habla sobre las vocaciones, sobre la selección de los candidatos en los seminarios y en la vida consagrada, así como de la formación de las personas consagradas, su madurez y la necesidad de conseguir una adultez que les permita vivir en plenitud su vocación. Habla también de los límites humanos, de las inmadureces afectivas, de los problemas que a veces surgen en la vida consagrada, sobre el futuro, la misión compartida, la renovación de estructuras y sobre otras muchas cuestiones.
Francisco no ha rehuido ninguna de las preguntas que le fueron planteadas en la conversación. Al contrario, las afronta con hondura y serenidad, explicándose con claridad e interpelando a quienes lean sus respuestas. Creo que son muchos los temas que aborda en el libro y estoy convencido de que muchos se van a sorprender. Te aseguro que nadie que lea el libro quedará indiferente. En el fondo de las respuestas del Papa, hay una llamada a vivir en plenitud la consagración religiosa hoy y a estar a la altura de los tiempos.
P.- ¿Por qué se ha elegido el título de ‘La fuerza de la vocación’?
R.- El título lo da el propio Francisco con sus palabras al responder a alguna de mis preguntas a lo largo de la conversación. El Papa descubre esa fuerza en la alegría de vivir la propia vocación. Vivir con alegría y adultez la consagración a Dios y a los hermanos, sintiéndose uno a gusto en su propia piel como consagrados es algo que irradia verdad y olor a Evangelio. Quizás no se nos pida más.
Se trata de ser testigos de aquella alegría del Evangelio que nace del encuentro con Jesús y del vivir la vida con un fuerte sentido de servicio a la Iglesia y a la humanidad. Y esto, en lo concreto, en la historia que nos toca vivir cada día, en nuestras comunidades, con la gente con la que compartimos nuestro viaje.
P.- Y mirando al futuro, ¿qué claves aporta el Papa en esta conversación?
R.- Pensando en el futuro de la vida consagrada, el Papa aporta su sabiduría y su orientación respecto a cómo afrontar algunas cuestiones de la vida consagrada, de su formación, de su vivencia en el día a día. Una de las claves importantes que señala el Papa como necesaria para mirar al futuro es el no desconectarse de las raíces. Él lo explica muy bien en el libro, seguro de que la vida consagrada es como un árbol: todo lo florido que tiene en sus ramas es gracias a lo profundo y sano de sus raíces.
Para Francisco la memoria es clave a la hora de afrontar el futuro. A partir de aquí, la vida consagrada, en sincero y profundo diálogo con el mundo de hoy (diferente del de ayer) ha de buscar en sus raíces y en sus intuiciones carismáticas primeras las respuestas y los caminos de futuro. El papa Francisco está convencido que el Espíritu Santo sigue soplando fuerte y necesita colaboradores en la misión que sepan extraer lo mejor de la memoria para afrontar el futuro.