En la España de la recuperación económica, al menos 40.000 personas no tienen un hogar. Y son “al menos” esa cifra porque son las que están siendo actualmente atendidas por Cáritas Española, pues en la encuesta del Instituto Nacional de Estadística, de 2012, el número que hace ocho años se refiere es el de 22.938.
Una cifra que estaría creciendo “exponencialmente” de tener en cuenta también los datos extraídos de la Encuesta Sobre Integración y Necesidades Sociales de la Fundación Foessa 2018 (recabados por Cáritas), que recoge las personas que residen en una vivienda insegura (2,1 millones de personas) o inadecuada (4,6 millones de personas).
En todo caso, y ante esta situación, Cáritas, junto con el resto de organizaciones sociales que promueven el Día de las Personas Sin Hogar, que se celebra este domingo 25 de noviembre, urge a las Administraciones públicas y a toda la sociedad “a poner un límite a situaciones tan dolorosas y a transformar unas políticas públicas que no favorecen el acceso y el ejercicio de sus derechos humanos a las personas que carecen de vivienda”.
“Además de ver negado su derecho a una vivienda, las personas sin hogar, al carecer de empadronamiento, ven vulnerado su derecho a la salud, a la protección social y al ejercicio de muchos de sus derechos ciudadanos, como es el voto”, señala en un comunicado la organización caritativa de la Iglesia española.
Frente a este entorno de exclusión que ha dejado 100 desahucios por día en 2017, o lo que es lo mismo, cuatro familias se quedaban cada hora en la calle, en un país que es de los que menor porcentaje de vivienda pública y social tiene de toda Europa, Cáritas reclama “la puesta en marcha de políticas que permitan acabar con este escándalo”.
Para ello, pone el foco en varios ejes, entre ellos, ampliar el parque de vivienda de alquiler social; impulsar la vivienda social y promocionar el uso de las viviendas vacías; regular el mercado de alquiler; o crear una tipología de vivienda social específica para personas sin hogar.
Asimismo, Cáritas y el resto de entidades convocantes subrayan “la necesidad de trabajar en la prevención de desahucios, en la intervención temprana en situaciones de ruptura familiar o en asegurar el alojamiento tras la salida de una institución”, así como la puesta en marcha de “un sistema de garantía de ingresos mínimos” para proteger a las personas es situación de gran exclusión, “como es el caso de las personas sin hogar”.
En ese sentido, Caritas quiere fijar precisamente su mirada en la situación de vulnerabilidad que sufren tantas mujeres, “una realidad a menudo invisible y desconocida, y que en muchos casos sufren más que los hombres debido a la falta de adecuación de los servicios a su realidad”.
“Numerosos estudios recogen el mayor riesgo de las mujeres de sufrir abuso sexual y otro tipo de agresiones cuando pernoctan en la calle y muestran también que las mujeres padecen un mayor deterioro de sus condiciones físicas y mentales cuando se encuentran en una situación de calle”, constata Cáritas.
Estas serían –según sostiene esta institución eclesial– algunas de la razones que llevan a que las mujeres recurran “como una estrategia de seguridad personal y de autoprotección a formas de sinhogarismo poco visibles, tratando de pasar desapercibidas incluso cuando se encuentran ya en una situación de calle”.