“El Papa sabe que los abusos tienen que estar en el primer lugar en la agenda de la Iglesia, ya que es un problema global, no es un caso de criterios geográficos o culturales”. Así lo ha expresado el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, en una entrevista con America Magazine con motivo de su nombramiento como miembro del comité que organizará la cumbre antiabusos de febrero para la que Francisco ha llamado a todos los presidentes de las conferencias episcopales. Scicluna afirmó que “si tenemos una enfermedad en el cuerpo de la Iglesia, debemos enfrentarla, no esconderla, porque de lo contrario crecerá y causará más daño”.
En relación a la sinodalidad, Scicluna comentó que los obispos deben “empoderar” a los laicos para “ayudarnos a ser buenos administradores”. Sobre los encubrimientos, indicó que “encubrir es un verbo que no debe existir más”, porque “cuando encubres estás decidiendo no resolver un problema, lo que ciertamente no es una buena administración”. Por eso, consideró que “debemos alejarnos de las políticas que ponen el buen nombre de la institución por encima de todas las demás consideraciones”. Asimismo, hizo hincapié en hacer realidad el “solo la verdad os hará libres”.
“La Iglesia quiere abordar la cuestión unida, caminando todos en el mismo sentido”, dijo el recién elegido subsecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En la comisión le acompañan el cardenal de Chicago, Blase Cupich, el cardenal de Bombay, Oswald Gracias, y el jesuita Hans Zollner, presidente del Centro para la Protección de la Infancia de la Universidad Gregoriana. Aunque reconoce que la cumbre, que solo dura cuatro días, “no lo resolverá todo”, recalcó que “es un comienzo muy importante de un proceso global que llevará bastante tiempo perfeccionar”. No obstante, como fruto de estos trabajos espera que “se inicien una serie de iniciativas a nivel continental que tengan efecto a nivel local, porque de lo contrario no sería efectivo”.
“Lo crean o no, lo nieguen o no, lo quieran evitar o no, los abusos están ahí”. Así se expresó Teresa Kettelkamp, miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores, en una entrevista con CRUX. Sobre la cumbre antiabusos de febrero, destacó que “el Papa busca enfatizar que cada conferencia episcopal tiene la responsabilidad de proteger a sus hijos” y está obligada a reconocer que “estos crímenes también existen en su país”.
“No es una Iglesia de los Estados Unidos, no es una Iglesia chilena, no es una Iglesia italiana, es una Iglesia universal” y Francisco “quiere que todos estemos en la misma honda y usando los mismos procesos”. Y es que, aunque ella mantiene que la implementación individual podría ser diferente según el país, “los principios fundamentales son los mismos: poner a las víctimas primero, educación, investigación y responsabilidad”.
Para Kettelkamp, “la prioridad número uno es escuchar a las víctimas y reconocer que todos los países tienen víctimas y que nuestra primera responsabilidad es con ellas”. Porque “realmente necesitamos un cambio en la cultura de la Iglesia en la que nos dirijamos a las víctimas para que las reconozcamos y ayudemos a sanar sus heridas”, concluyó.
La policía de Pakistán arrestó a Khadim Hussain Rizvi, líder del partido radical islámico Tehreek-e-Labbaik Pakistan (TLP), quien promovió la protesta violenta tras la absolución de Asia Bibi. El pasado 31 de octubre, el Tribunal Supremo del país pidió la puesta en libertad de la cristiana que llevaba casi 9 años arrestada por un presunto delito de blasfemia. Ese mismo día, Rizvi promovió una manifestación que paralizó Pakistán. Ante el anuncio ayer, 25 de noviembre, de una nueva ola de protestas la policía ordenó su detención.
El ministro de Información, Chaudry Fawad Hussain, ha indicado que “mantener el orden público en el país es responsabilidad del Estado, y no permitiremos que nadie lo destruya”. En el mismo sentido, Saqib Nisar, presidente del alto tribunal, volvió a incidir en que “Asia Bibi fue acusada falsamente. El caso no debería haber durado tanto y es ahora deber del Estado garantizarle protección”.
Sabir Michael, un activista católico, declaró a Fides que “apreciamos los esfuerzos del presidente de la Corte Suprema en el caso de Asia Bibi, porque el retraso en la justicia es la muerte de la justicia. El estado de derecho debe prevalecer sobre todos los grupos fundamentalistas y las presiones que estos ejercen”.