“Deseo compartir vuestro sufrimiento y decirles que estoy cerca de ustedes y de las comunidades cristianas que están experimentando el dolor por su fe en Cristo”. Con estas palabras se ha dirigido el Papa a los dos franciscanos a través de una carta, enviada como respuesta a una misiva en la que exponían su testimonio desde Siria.
“Cuánto sufrimiento, cuánta pobreza, cuánto dolor”, dice Bergoglio. Para el Papa, la situación que viven estos consagrados y “las familias cristianas que viven bajo su valerosa custodia”, es el mismo dolor de “un Jesús que sufre, que es pobre, que ha sido expulsado de su patria”.
Además, subraya que es en ellos, los que acompañan y viven el horror de la guerra, así como en “los habitantes de la amada Siria” en quienes “nosotros vemos a un Jesús que sufre”.
“Nada más que el martirio puede marcar la manera propia del cristiano de participar en la historia de la salvación de la humanidad”, continúa Francisco. Y es que son los mártires quienes “llevan adelante el Reino de Dios, siembran cristianos para el futuro y son la verdadera gloria de la Iglesia y nuestra esperanza”.
El Papa anima, además, a que un testimonio como este “no se pierda en medio de la tormenta”. Por otra parte, asegura que les recuerda “constantemente en el momento de la comunión”, para que el dolor “impensable” que viven “se transfigure en esperanza divina”.