Vaticano

Wenzel, el niño autista que conquistó al Papa

  • Un menor argentino irrumpe en la audiencia general en el aula Pablo VI y Francisco reacciona pidiéndole que le dé un beso: “Si quiere jugar acá, déjalo”
  • “Este niño nos ha predicado hoy”, sentenció Bergoglio ante los 7.000 peregrinos: “Él es libre. ¿Soy yo libre? ¿Soy yo libre ante Dios?”





Sucedió en la habitual audiencia de los miércoles, celebrada ayer en el Aula Pablo VI.  Al finalizar el encuentro con más de 7.000 fieles, el Papa estaba saludando a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina. De repente, un niño irrumpió en escena.

Estaba sentado en las primeras filas del auditorio, reservadas para los enfermos, cuando decidió escaparse de su madre, subir las escaleras del estrado y ponerse a jugar alrededor de uno de los guardias suizos. Francisco se percató al instante de que se trataba de una situación especial, que acogió la escena con una sonrisa. Tanto es así que le pidió que le diese un beso.

De inmediato, su madre intentó apartarle algo apurada por lo ocurrido mientras contaba lo sucedido al Papa. El menor se llama Wenzel Eluney y es un niño argentino con un autismo severo que le impide hablar. A partir de ahí, y con el permiso papal, Wenzel correteó por el escenario, mientras su hermana también se sumaba a la comitiva papal en el escenario para intentar que volviera, sin éxito a su sitio.

El don de comunicarse

“Si quiere jugar acá, déjalo”, le pidió Francisco, que aprovechó la circunstancia para lanzar un mensaje catequético a quienes estaban en la audiencia. El Papa aclaró al auditorio que Wenzel es mudo y, sin embargo, “sabe comunicarse y expresarse”, que era “libre”, bromeando a renglón seguido: “Es argentino… Disciplinadamente libre”. Y apeló de nuevo a los peregrinos: “¿Soy yo libre? ¿Soy yo libre ante Dios? Ante Dios, todos tendríamos que tener la libertad de un niño delante de su padre”, dijo.

Este niño nos ha predicado hoy”, sentenció el Papa, que imploró “la gracia para que este niño pueda hablar”. Al terminar el acto, los padres del niño confirmaron a los periodistas que la acción del niños “no estaba programada”. “Es una de esas cosas hermosas que regala Dios”, añadieron”.

“Wenzel estaba un poco aburrido y, sin esperanza de que fuera a hacerlo, le dijimos que si quería saludar al papa, que fuera. ¡Y no se lo pensó dos veces: se fue!”, expresó el padre del menor, que forma parte de la asociación Ants Onus, que agrupa a familias de niños con autismo en la ciudad de Verona, donde residen actualmente.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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