Vuelve la detective replicante de Rosa Montero. ‘Los tiempos del odio’ (Seix Barral) es la tercera novela que protagoniza la androide Bruna Husky, donde el cambio climático y los implantes robóticos están a la orden del día. Aunque asegura que todo el planeta vive tiempos de furia e ira, su mirada sigue siendo inocente, confiada y llena de esperanza. Pasamos una tarde con la mujer que escribe libros de los que nunca salimos ilesos.
PREGUNTA.- Tercera novela protagonizada por la replicante Bruna. ¿Se siente identificada con ella?
RESPUESTA.- En lo profundo sí, pero no en la forma. Ella es una misántropa y yo siempre he tenido muchos amigos. En las emociones, yo soy valiente pero ella es más cobarde. Sin embargo, en el plano físico, ella es dura y yo voy por una calle oscura y me aterrorizo. Nos parecemos en nuestra actitud existencial: la obsesión por la muerte y el paso del tiempo. Recuerda que ella cuenta los días que le quedan de vida…
P.- ¡Pero ella sabe el momento en el que morirá!
R.- Cierto, y es horrible. Yo no lo sé, pero no puedo olvidarme de que soy mortal.
P.- ¿La fe, la trascendencia, no hace más fácil el pavor a la muerte?
R.- No tengo un sentido religioso articulado, pero el concepto de trascendencia no es privativo de la religión. Sí sé que seremos polvo de estrellas, que nuestros átomos terminarán reciclados en otros seres vivos, y eso puede darte una visión del todo, un consuelo. He conocido a gente muy religiosa sin un atisbo de duda de que tienen consuelo en la muerte, pero también sé de creyentes –quizá falsos– que han muerto rabiando, papas incluidos.
P.- Dibuja un mundo sin agua, donde hay toque de queda para los menores, donde se paga por el aire limpio…
R.- ¡El futuro que pinto no es peor que el presente! Mis novelas son muy realistas. Hace unos años, tras los disturbios en Francia, hubo toque de queda para los menores, el aire limpio se paga porque los pobres están más contaminados que los ricos. ¿Quién alberga las industrias más contaminantes y los cementerios de cacharros electrónicos? ¡Pinto el mundo en el que estamos viviendo!
