Miguel Miró: “Saber estar con el pueblo forma parte de nuestra misión”

Miguel Miró, prior general de la Orden de Agustinos Recoletos

La Orden de Agustinos Recoletos decidió, en su 55º Capítulo General en 2016, reestructurarse en cuatro provincias. Dos años más tarde, el prior general, Miguel Miró (Vinebre, Tarragona, 1949) se ha hecho presente en los cuatro capítulos provinciales celebrados en 2018. Desde la “esperanza” tras el Acuerdo del Vaticano con China al “dolor” por la situación de Venezuela, repasamos con él la actualidad de la Iglesia.

PREGUNTA.- En septiembre, la Santa Sede firmó con China el Acuerdo para el nombramiento de obispos. La Orden, que tiene presencia en el gigante asiático, ¿lo vive con esperanza?

RESPUESTA.- Contamos con 20 religiosos chinos. Recuerdo cuando Nicolás Shi, obispo de Shangqiu, volvió a la misión que teníamos hace más de 20 años. Al poco, se le juntaron unos jóvenes y logró la comunicación con la Orden allí. Viviendo con dificultades, eso sí, según lo que permite el Gobierno chino. Hace pocos años, ya de provincial, les visité. Mi sensación fue de sorpresa. Había una catedral nueva donde más de 600 personas participaban en la eucaristía dominical. ¿Dónde estaba esa gente antes? ¿Cómo les ha llegado la fe? Esas fueron mis preguntas. La respuesta era sencilla: por miedo, no iban a misa, pero vivían su fe en familia y ahora que hay más apertura han podido experimentar con gozo las celebraciones. La realidad es que son celebraciones muy vivas, incluso con orquesta. ¡Es asombroso! Ahora miramos el Acuerdo con esperanza, porque es un motivo para ir avanzando en lo que parecía imposible cambiar. Esto nos demuestra, como nos dice el papa Francisco, que la fe auténtica cambia la historia.

P.- También están ustedes presentes en Venezuela. ¿No sé si también se puede mirar allí con esperanza?

R.- De momento no se ve salida. Esta es la dificultad. Es una situación muy dolorosa, porque el pueblo venezolano está masacrado. La dificultad mayor es que los venezolanos pierdan la esperanza de que esto puede cambiar y lo asuman con resignación. Si a una persona le matas la esperanza, le quitas el sentido de la vida. La situación nos hace sufrir, pero lo importante ahora es ayudar a quienes no tienen para comer. Luego, luchar porque haya libertad de expresión y dignidad para facilitar una convivencia pacífica.

P.- Este mes tendrá lugar la beatificación de los mártires de Argelia, entre los que se encuentran Cari y Esther, las dos agustinas misioneras que no abandonaron a su pueblo pese a la oleada de violencia…

R.- Su testimonio nos anima a vivir la fe. Ante la adversidad, ellas, que vieron lo que venía, decidieron quedarse con el pueblo. Saber estar con el pueblo en los momentos difíciles forma parte de nuestra misión. La vida espiritual nos da esta fuerza para servir, permanecer y ayudar. Esta es nuestra misión. Vivir la fe es estar cerca de la gente en los problemas y en los conflictos de cada día.

P.- Los últimos meses están siendo agitados en Roma. ¿Entiende los ataques al Papa?

R.- Estamos acostumbrados a que haya personas que reaccionen cuando algo cambia tanto dentro como fuera de la Iglesia. Hay personas que pierden sus seguridades ante un cambio. El criterio tiene que ser el discernimiento para saber qué es lo bueno, qué es lo que conviene, cómo podemos trasmitir mejor el Evangelio, cómo podemos ayudar mejor a la gente. El Papa esta intentando hacer esto por todos los medios. ¿Que hay personas a las que les molesta? ¿Personas que se resisten? Pues bueno, que pataleen; están en su derecho. Pero yo, como prior, manifiesto nuestro apoyo incondicional al papa Francisco y a su plan evangelizador.

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