En el marco del encuentro continental de Derechos Humanos que realizó el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) en la ciudad de Bogotá, en el mes de noviembre, el cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas, disertó sobre la realidad venezolana como parte de la conferencia central programada para este evento al que asistieron defensores de derechos humanos de Colombia y América Latina.
“Venezuela es un país donde no hay ley en este momento”, denunció el cardenal, quien advirtió que los derechos civiles y políticos son siempre los más vulnerados por el gobierno: “cuando la oposición gana alguna alcaldía o gobernación, siempre desde el gobierno central imponen un gobierno paralelo; otro ejemplo es la Asamblea Constituyente, que suplantó a la Asamblea Nacional legítimamente electa”.
El purpurado señaló que en estos momentos no se puede siquiera expresar libremente la opinión, pues “no estamos solamente frente a una dictadura, sino una tiranía, porque no existe ningún derecho humano que valga la pena, para ellos el único Dios es el poder”.
Falta de memoria
Enraizar la fe en la propia cultura es una necesidad que, a juicio del cardenal Porras, es importante para superar taras históricas porque, “indistintamente de los gobiernos de izquierda o derecha vemos cómo el fenómeno de la corrupción, del tráfico de drogas y de armas” se convierte en un denominador común”.
Porras también analiza que uno de los principales problemas que “tenemos como pueblos latinoamericanos es la falta de memoria, que es una categoría teológica tan importante y se tiene presente en la eucaristía: lo que hizo Jesús y se actualiza en nosotros”.
“Estoy convencido que el trabajo desde la Iglesia en materia en de derechos humanos no es convertirnos en una ONG, sino hacerlo desde el compromiso como creyentes, lo hacemos como creyentes”, remarcó.
Transmitir esperanza
Porras es una de las figuras de la Iglesia más prominentes en la historia contemporánea de Venezuela y advierte que el país está atravesando la crisis más aguda de toda su historia desde la época colonial o la historia republicana: “nunca habíamos vivido una situación como la que estamos viviendo ahora, producto de la falta de una formación y conciencia ciudadana”.
“Este es un problema que no afecta solo a Venezuela, sino a todo el continente, es un problema geopolítico porque si se consolida un régimen de esta naturaleza traería una desestabilización mayor para toda la región,” resaltó.
Frente a todo este agudo cuadro considera que la virtud teologal y virtud humana más importante es la esperanzam subrayando que en “Venezuela para muchos esa esperanza se ha perdido”. Es por ello que “los creyentes debemos transmitir que la esperanza nos lleva a un sentido de transcendencia y es precisamente eso, la esperanza, se construye en la alegría”, agrega el cardenal.
“La gente está huyendo”
Fenómenos como la migración masiva, “con cifras nunca antes vistas para Venezuela”, demuestra que “la gente está huyendo”. Son las consecuencias del proceso de hiperinflación y, por ende, de la devaluación de la moneda, lo cual “nos hace imposible la sobrevivencia porque el dinero no alcanza” y “esto llega a todos los niveles y toca, por supuesto, a la misma Iglesia”.
“Hay que ver la gran cantidad de gente preparada en derechos humanos que ha tenido que salir porque las amenazas del gobierno son numerosas, sucede lo mismo con los movimientos apostólicos, como a los sacerdotes y a las religiosas”, acotó el cardenal.
A este problema económico se le suma la reaparición de enfermedades erradicadas como la malaria. “En el estado Bolívar tenemos 175.000 casos confirmados, sucede lo mismo con la tuberculosis que era una enfermedad que estaba erradicada”.
Carencia de transporte
El libre tránsito en el país productor de petróleo y con la gasolina más barata del planeta se ha visto severamente afectado. El parque vehicular ha disminuido drásticamente, “no hay transporte, primero porque se ha acabado con toda la industria y se ha cerrado todo acabando la producción”.
Ante este drama que –según Porras– afecta las reuniones más cotidianas como también llegar a los lugares de trabajo. Por ello “ha surgido un fenómeno inusual y quien tiene un camión o camioneta, allí montan a más de 40 hombres y mujeres hacinados, con todos los riesgos que eso implica, para poderlos transportar como si fueran animales”.
El déficit nutricional de los niños
Otro de los puntos abordados por el cardenal fue el desabastecimiento de los productos esenciales como comida y medicinas: “cuesta mucho adquirir incluso un cartón de huevos”, y a esto se une la situación de quienes no tienen medicamentos, sobre todo para tratamientos de alto costo como el caso del cáncer.
Hay un 70% de niños con déficit nutricional, de acuerdo con estudios de Cáritas Venezuela, “por eso a Cáritas la atacan mucho, por el seguimiento que hacen de la desnutrición de niños de 0 a 5 años. Muchos se mueren en el camino pero los que pasen ese umbral serán hombres y mujeres que no tendrán la suficiente energía para poder desarrollar ninguna actividad”.
“Todo el sistema de salud está colapsado, en los hospitales no hay nada, eso ha desencadenado el éxodo de muchos médicos. Solo en España hay 2.500 médicos venezolanos trabajando, el sueldo mínimo se ha desplomado”, indicó.