“Estimado Santo Padre: queremos expresarle nuestra preocupación por los ataques sufridos por la Iglesia, en su persona y en la de otros obispos, pastores y sacerdotes que promueven una Iglesia abierta y acogedora”. Así comienza la carta que dirigen a Francisco diversas entidades LGTB y cristianas, presentada ayer por Chrismhom -la comunidad de cristian@s LGTBI+H de Madrid-.
Se trata de un respaldo al Pontificado, en plena polémica sobre la no admisión de homosexuales en los seminarios tras las declaraciones del secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, y del propio Papa en el libro “La fuerza de la vocación”. “Aunque nos duele mucho escuchar estas palabras que rechazamos, sí creíamos necesario reconocer los avances pastorales que se están dando, como conferencia del jesuita James Martin sobre la acogida a los homosexuales en el Encuentro Mundial de las Familias de Dublín”, aclara la vicepresidenta de Chrismhom, Margarita Benedicto.
Mensajes más positivos
“Me llama la atención que de forma reiterada los medios aborden solo aquellas cuestionen que nos separan y son piedras en el camino, mientras hay otras noticias y asuntos que son positivos en relación a la Iglesia y el colectivo LGTBI que no encuentran hueco”, recalca. Y como ejemplo pone el diálogo generado en el Sínodo de los jóvenes.
Es por ello que en la misiva, el colectivo busca mostrar de forma pública el apoyo al Papa por promover diferentes “iniciativas inclusivas” hacia “las personas LGTBI católicas” frente a “la marginación, el menosprecio y el ostracismo” que consideran haber sufrido “durante siglos” en el seno de la Iglesia. En el documento, lamentan además que se les haya “juzgado indiscriminadamente como pecadoras e indignas, con el consiguiente sufrimiento y angustia que han llevado a muchas al alejamiento de la fe”.
No a la violencia verbal
“No ceda a la violencia verbal y acusaciones injustas y malintencionadas de las personas y grupos que, dentro de la Iglesia desearían que todo permaneciese inamovible, manteniendo doctrinas, actitudes y estructuras injustas que no ayudan a las personas”, animan estas entidades al Papa, que confían en que pueda “llevar a cabo una renovación de la Iglesia según la norma del Evangelio, el amor a todos y, en especial, a los más pobres y alejados”. “Oramos ferviertemente para que Dios le guíe en todas sus decisiones”, le expresan a Francisco.
Por su parte, Onofre Lorente, de la comunida Ichtys, de Sevilla, destaca que “no dudamos un momento en sumarnos a esta iniciativa”. “Quiero transmitir un mensaje de esperanza y de confianza en este Papa. Sabemos que la Iglesia tiene sus tiempos y que los cambios no son inmediatos”, reflexiona Lorente que aprecia cómo “de unos años para acá, hay un cambio de actitud impensable que nos hace tener mucha esperanza en el futuro”.
La tarea pendiente
Sin embargo, él ha vivido en primera persona cómo “hemos sufrido amenazas de todo tipo por reunirnos y profesar nuestra fe como colectivo. Sin embargo, también hemos vivido una oleada de solidaridad por parte de los propios cristianos”. “La inclusión es una tarea pendiente”, subraya Vincenzo Guardino, otro de los miembros del colectivo, que anima a distinguir las diferencias que emanan “de la doctrina de un trabajo pastoral real más prolijo”.
Para Oscar Manuel Escolano, representante de FELGTB, “los creyentes LGTBI queremos salir del armario dentro de la Iglesia, y solo pedimos que la Iglesia se abra a nuestra realidad, nos conozcan y nos integren”. Escolano admite que fue “tras escribir la carta de apoyo cuando nos topamos con las declaraciones del Papa, que rechazamos en tanto que en el fondo imponen una única afectividad”. Desde ahí, invitó a Francisco a “rectificar sus palabras, porque para nosotros supone un mazazo a nuestro deseo de querer acercarnos e identificarnos con nuestra Iglesia”.
“Queremos construir una realidad eclesial más inclusiva desde dentro, a tender puentes y eliminar prejuicios”, insiste, a pesar de que “las palabras hieren y generan distanciamiento y dolor, otra cosa es lo que vivimos en nuestras comunidades, en nuestras parroquias, donde una vivencia positiva de la espiritualidad”.