El Governatorato también se renueva. Dentro de la reforma vaticana, el Papa ha lanzado un motu proprio -fechado el 25 de noviembre y hecho público ayer, 6 de diciembre- que sustituye a la ley aprobado por san Juan Pablo II en 2000. Los principios de esta reforma son la racionalización, economía y simplificación. Una tarea que el Pontífice ha confiado al cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Governatorato.
La nueva ley prevé la reducción del número de organismos operativos: las direcciones pasan de 9 a 7 (Infraestructura y Servicios; Telecomunicaciones y Sistemas Informáticos; Economía; Servicios de Seguridad y Protección Civil; Sanidad e Higiene; Museos y Patrimonio Cultural; Villas Pontificias), mientras que las oficinas centrales pasan de las actuales 5 a 2 (Oficina del Personal y Oficina Jurídica).
El 7 de junio del próximo año entrará en vigor la nueva Ley sobre el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano. Francisco afirma que, desde el inicio de su ministerio en la Sede de Pedro, sintió “la necesidad de una reorganización global del Governatorato, con el fin de que sea siempre más adecuado a las necesidades actuales, al servicio eclesial que está llamado a prestar a la misión del Romano Pontífice en el mundo y a la particular finalidad institucional del Estado”.
“No pierdan el primer amor, expresado a través del voto de redención, que nos recuerda a todos, y de modo especial a los religiosos, que seguir a Cristo significa dar la vida para salvar almas”. Así lo expresó ayer, 6 de diciembre, el papa Francisco en su audiencia con la Orden de la Merced con motivo de la clausura de su año jubilar por los 800 años de su fundación.
En el acto celebrado en la Sala Clementina, Francisco les ha recordado que “seguir a Jesús no es cuestión de metodología, sino es dejar que Él nos preceda y marque el ritmo del caminar personal y comunitario”. En este sentido, el Papa les pidió “fiarse del Señor” que no es nada más ni nada menos que entregarse “sin guardarse nada en el bolsillo”: “no solo dando lo material y lo superfluo -ha especificado- sino darle todo lo que consideramos como propio, nuestros gustos y opiniones” porque la entrega de la propia vida “no es algo opcional”.
Sobre el carisma, Bergoglio les dijo que están llamados a “dejarse interpelar por los nuevos campos de acción y de servicio redentor”, como la promoción de la dignidad de la persona humana, la prevención de esclavitudes físicas o espirituales, el acompañamiento y la reinserción de los más vulnerables. Y les animó a “experimentar primero en sí mismos la redención de Cristo” para luego poder ayudar a sus hermanos a descubrir al Dios que salva y a llevar “la ternura y la misericordia de Dios” a todos los que son descartados por la sociedad.
Nace el Observatorio Internacional de la Familia. El Vaticano presentó ayer, 6 de diciembre, la iniciativa del Instituto Juan Pablo II en cooperación con la Universidad Católica de Murcia. Según dijo Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el proyecto surge “en relación con lo que el papa Francisco ha pedido varias veces, en estos años, una atención específica a la experiencia concreta de las familias para mantener los pies en la tierra”.
Los primeros tres años se dedicarán al estudio de las pobrezas familiares, entendiendo el lado afectivo y económico. El Observatorio ofrecerá un servicio de información detallada con noticias continuas sobre la condición de las familias en el mundo y sobre cuánto trabajan a su favor los distintos sujetos involucrados.
“La Universidad Católica de Murcia pone a disposición del proyecto los recursos humanos, logísticos y económicos necesarios para crear una red de contactos locales en los cinco continentes, es decir, instituciones especializadas en la investigación científica sobre la familia o que trabajan diariamente con o para las familias, para que puedan colaborar en la recopilación de datos fiables sobre el estado de salud de las mismas en todo el mundo”, dijo el presidente de la Universidad, José Luis Mendoza Pérez.