Once años después de la reflexión que le llevó a decir adiós a Cataluña, Albert Boadella –quien se autodefine como bufón– publica ‘Adiós Cataluña. Crónica de amor y de guerra’ (Espasa), una profunda y objetiva reflexión de la historia del nacionalismo a través de la vida personal y los lances de este “ex insigne catalán”. Con el presidente de Tabarnia pasamos una tarde de risas, ironía y reflexión.
PREGUNTA.- Once años después, completa aquel primer libro. ¿En qué han cambiado las cosas?
RESPUESTA.- Se reedita porque lo que decía es lo que ha sucedido en muchos aspectos, aunque aumentado. También he añadido dos capítulos: uno de guerra y otro de amor, porque llevo con la misma mujer 47 años. Si me hubiera divorciado solo habría un ‘bonus track’.
P.- Pocos se atreven a expresar sus ideas. Pero usted de eso, poco…
R.- Cuando uno tiene ciertos años, lo que quería hacer en la vida –artística y personalmente– ya lo ha hecho: he viajado, he escrito, he hecho mi arte, he tenido hijos y plantado árboles… Tengo poco que perder y me he vuelto más osado.
P.- Ya en el 77 usted fue a la cárcel por ‘La Torna’…
R.- Si hubiera sabido que me iban a meter en la cárcel, me hubiera moderado un poquito, no creas. En cualquier caso, forma parte de mi oficio. El cómico, el bufón, el artista tiene que irradiar la libertad al conjunto de los ciudadanos.
P.- Se piden 25 años para Junqueras…
R.- Una gente que trata de romper España y que han provocado en la sociedad catalana una fractura tan grande, con rencillas y rencores, deben tener fuertes responsabilidades criminales. Pida lo que pida la justicia, me parecerá correcto y tendré que acatarlo.
P.- ¿Por qué no soporta el nacionalismo catalán?
R.- Porque el nacionalismo es rebajar la mente a las profundidades más primitivas. Es un retroceso hacia actitudes cercanas al primate, a la nostalgia de la tribu. Es estimular lo más ancestral del ser humano: el odio al diferente, la creencia de que uno es superior… jugando con cosas que tienen que ver casi con la eugenesia.