El pasado 1 de diciembre, en México entró en funciones el nuevo gobierno de izquierda encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Ante el nuevo panorama nacional, el politólogo Juan Luis Hernández Avendaño, coordinador del área de Ciencias Sociales de la Universidad Iberoamericana (campus Puebla), conversó con Vida Nueva sobre los retos que tiene el Presidente de la República y el papel que deben jugar tanto la Iglesia católica como la ciudadanía en el nuevo contexto político.
Al referirse a la relación entre Iglesia católica y nuevo gobierno, Hernández Avendaño aseguró que López Obrador tiene una alta estima hacia las Iglesias, en particular hacia la católica, sobre todo por la formación de valores, humana, ética y moral que ofrece, lo cual es fundamental para la pacificación del país.
“A diferencia de otros gobiernos –afirma- pienso que el de López Obrador va a estimular mucho el diálogo con la Iglesia católica, en aras de hacer convergencia en ese sentido”.
Consideró que para el nuevo gobierno van a ser muy útiles ciertas categorías que son muy importantes para la Iglesia, como el perdón, la reconciliación y la paz. Refiere que en la narrativa de López Obrador hay conceptos y categorías que son estimables en la propia narrativa de la Iglesia católica. “Pienso que hay muchas más convergencias que diferencias, y convergencias relacionadas con una manera ética de vivir la vida pública”.
Dijo que esto también debe ser una muy buena oportunidad para la Iglesia católica, pues puede “abonar en los propósitos que tiene el nuevo gobierno de proveer bienes espirituales, morales y éticos ante la depravación que hemos vivido en el país, y al mismo tiempo, el nuevo gobierno tiene la oportunidad de acercarse a la Iglesia católica para trabajar unidos en muchos objetivos que son necesarios para la constitución de la justicia, la paz, el desarrollo, la convivencia pacífica, etcétera. Pienso que gobierno e Iglesia tienen una agenda común, y ojalá la aprovechen”.
Hernández Avendaño enumeró los cinco retos principales que tiene que enfrentar el Presidente de México. El primero es limitar, acotar y castigar a la corrupción; “no cabe duda que la corrupción en México se convirtió en el modo de proceder para muchos trámites, para conseguir dinero, para desviar recursos. Espero que en eso haya avances significativos”, dijo.
El segundo gran desafío es pacificar el país. Esa es una variable muy importante, ya que en México –dice– no puede entenderse el crecimiento y la diversificación del crimen organizado si no es con la complicidad de la política. “Se debe acotar la acción del crimen organizado, particularmente trabajando a través de la ley y las investigaciones de lavado de dinero”.
Sobre el tercer reto, el politólogo explicó que éste tiene que ver con disminuir las brechas de desigualdad en materia salarial, acceso a las nuevas tecnologías, salud y escolaridad; “para esto deben ser mucho más eficientes los programas sociales, no solamente sostener los programas asistencialistas que en 30 años no han tenido éxito”.
Otro de los desafíos es sostener la credibilidad y confianza en los ciudadanos, pues “en la medida en que vayamos observando que el nuevo gobierno comienza a avanzar en algunas cosas que prometió, e informa adecuadamente de lo que está haciendo, al tiempo que ejerce con transparencia recursos y responsabilidades, se irá acabando con la desconfianza que tienen los ciudadanos en los gobiernos”.
El quinto desafío es no polarizar el país. Explica: “el nuevo gobierno tiene la gran misión de incorporar, en la medida de lo posible, la voz de todos los mexicanos; hay mucha diversidad, intereses contrapuestos y maneras distintas de ver y resolver los problemas, y esto eventualmente nos puede llevar a polarizarnos. El nuevo gobierno tiene el gran desafío de construir consensos en torno a las políticas públicas y toma de decisiones, y explicar por qué se hacen determinadas cosas”.
Cabe mencionar que el maestro Juan Luis Hernández Avendaño impartirá el próximo lunes 10 de diciembre la conferencia: “Nuevo gobierno y la construcción ciudadana”, en la Congregación de la Misión, en la Ciudad de México. Al respecto, adelantó que su planteamiento será en torno a la importancia de que los ciudadanos participen de la política y sean protagonistas de la vida pública y de su propio destino.
“Se alienta a los ciudadanos a que descubramos el poder que tenemos; a mayor ciudadanía, menor caquistocracia, que es un concepto que se refiere a los peores gobiernos, a los regímenes políticos que están llenos de corrupción”, añadió.
Por tal motivo –concluyó– es necesario que exista presión ciudadana hacia la clase gobernante. “Los países que tienen mejor bienestar y mejor condiciones de vida, es porque tienen una alta ciudadanía, un alto ejercicio ciudadano, y nosotros eso apenas lo estamos implementando en México; hay que irlo aumentando, fortaleciendo y ampliando”.