El observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA, Fernando Chica, considera que “donde no hay garantía de acceso al agua, cualquier debate sobre los derechos humanos es inútil y abstracta”. Con esta denuncia, Chica clausuró la jornada de estudio “Agua, agricultura y alimentación. Construyamos el mañana”, promovida por el Vaticano, la FAO y la Universidad politécnica de Madrid. El foro estuvo apadrinado por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, que participó en su apertura. En ella también se hizo presente el Papa a través de un mensaje en el que instó a la comunidad internacional a redistribuir este recurso natural para que “se gestione de forma sostenible y racional”.
Para el observador permanente, urge tomarse en serio Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de la ONU “desde la solidaridad recíproca y la sostenibilidad para que nadie quede atrás. De lo contrario se incrementará la indiferencia y el aislamiento”.
El problema de la casa común
“Si hay goteras en una de las habitaciones, es un problema para toda la casa común”, recordó. Por eso, apuntó que “no basta la erudición, es necesario pasar a la acción”, en tanto que “el agua condiciona la existencia humana. No es algo opcional o superfluo para el hombre, es un prerrequisito”. Así, puso como meta “erradicar el hambre que afecta a 821 millones de personas en el mundo”, para lo que considera necesario acometer “medidas eficaces que promueven un desarrollo integral”.
“Si lo conseguimos estaremos poniendo cimientos firmes para el futuro que anhelamos para nosotros y toda la humanidad”, animó Chica, que consideró necesario apoyar programas educativos frente a “visiones egoístas o parciales”. “Es un problema cultural, antes que político y económico”, reflexionó sobre un desafío que “no se llevará a cabo sin el concurso de todos”.
Los pilares básicos
“Agua para todos, nutrición sana en calidad y cantidad, agricultura diversificada sostenida y sostenible y atención a las comunidades rurales son pilares básicos”, presentó como pilares básicos. A la vez, alertó: “Si seguimos produciendo solo para ganar y no para todos, la brecha de la desigualdad no se reducirá. Al final serán los pobres los que una vez más, sufrirán”.
La jornada fue punto de encuentro para distintos expertos en la materia que reflexionaron sobre la necesidad de comprometerse en la redistribución de este recurso básico para la humanidad. Así, René Castro, subdirector general del Departamento de clima, biodiversidad, tierras y agua de la FAO, se mostró contundente: “No podemos fallar ante los efectos del cambio climático. El agua tiene que alcanzar para todos y la tecnología tiene que distribuirse. Hemos de ser capaces de atender las necesidades del planeta”.
En el centro del desarrollo sostenible
En esta misma línea, el presidente de la Real Academia de Gastronomía, Rafael Anson, subrayó la necesidad de no olvidar “especialmente a la gente que no tiene agua o que la tiene que beber a sabiendas de que está contaminada”. “No renunciemos a trabajar para poner el agua en el centro del desarrollo sostenible del siglo XXI”, defendió Anson, que recordó que “en la medida en la que se convierta en un elemento escaso, adquirirá más relevancia para los intereses económicos, como así está sucediendo. No hay que olvidar que ha sido un factor determinante para los asentamientos humanos a lo largo de la historia”.
Para Alejandro de Blas, del Observatorio del Agua de la Fundación Botín, el consumo razonable del agua es hoy una asignatura pendiente. “Basta solo un dato: en España desperdiciamos a través de lo que tiramos en alimentos un total de 131 litros de agua por persona y día de agua, una cifra preocupante”, reveló.
