El secretario general de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Luis Argüello, aseguró ayer, 13 de diciembre, en una entrevista a Europa Press que asistir a la clase de Religión es “cosa de héroes” si se imparte a primera hora o última de la tarde del viernes y si además deja de computar para la nota media, tal y como plantea el anteproyecto de reforma de la Ley Educativa, que ya se conoce como ‘Ley Celaá’. Por ello, los obispos no ven “adecuado” que deje de ser “computable” y proponen una redistribución de horarios.
En este sentido, el prelado indicó que defienden la asignatura porque “lo dicen Acuerdos Iglesia-Estado, que Religión sea equiparable a las asignaturas troncales. Así, si la asignatura deja de ser computable a estos efectos, no nos parecería adecuado”. Y es que Argüello ha puntualizado que donde hubo acuerdo con la ministra fue en que la asignatura continúe siendo “evaluable” pero no en el asunto de la computabilidad.
Asimismo, ha señalado que durante la reunión hablaron de la posibilidad de “una distribución de horarios diferente”, de forma que todo el contenido de la asignatura de Religión pueda impartirse en uno solo de los dos cursos de Bachillerato. “Nosotros decíamos, por ejemplo, que si tenemos clase de Religión en 1º y 2º de Bachillerato, pudiéramos aceptar tenerla en un solo curso, pero en vez de tener en un curso solo el horario de primero, sumar el de primero y segundo. Pudiera ser que no hubiera Religión en todos los cursos pero cuando la haya, que se mantenga la carga lectiva”, ha sugerido.
Por otro lado, Argüello ha subrayado la “prioridad” de que los sacerdotes comuniquen a las autoridades públicas los casos de abusos de los que tengan conocimiento por otra vía distinta a la confesión, frente al “silencio cómplice” que se ha podido dar en casos del pasado porque, tal y como ha reconocido, el ambiente “análogo al familiar” que se da entre los miembros de la Iglesia “pudiera hacer en algunos momentos dudar”.
Así, ha asegurado el “deseo” de los obispos de “poner de manifiesto” casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia que hubieran estado “ocultos en el pasado”. Si bien, ha pedido “respeto a las víctimas” si quieren “olvidarse de lo que ocurrió”. “Es verdad que van a querer normalmente, cuanto menos, ser escuchadas, que su situación sea conocida y vivir un proceso restaurativo pero también puede que otras personas quieran olvidarse del todo lo que ocurrió y no quieran volver a poner su asunto en la palestra”, ha indicado.
En cualquier caso, ha mostrado la disposición de los obispos a asumir cualquier protocolo que implique la “revisión” de los casos de abusos por parte del clero en el pasado si así lo dispone el Papa tras la cumbre antiabusos de febrero con los presidentes de todas las conferencias episcopales. Mientras tanto, los obispos españoles ya están trabajando en la actualización de sus protocolos y ha explicado que su “mayor interés” es implementar “medidas preventivas formativas” y generar “una educación de la afectividad y la sexualidad”, según la visión de la Iglesia, “para que sea posible la erradicación de estos abusos como otros tipos de abusos o violencias” que, a su juicio, tienen que ver “con la mala gestión, usando una expresión coloquial, de los impulsos afectivo sexuales”.
Por otro lado, Argüello ha indicado que los obispos no van a salir a la calle para manifestarse contra leyes como la de eutanasia o sobre la transexualidad sino que invitan a los católicos a “discernir los medios” para “defender aspectos valiosos” que se ven puestos “en juego” con este tipo de legislaciones que, a su parecer, se plantean ante “situaciones de sufrimiento” pero que terminan “generando otro sufrimiento”.
“Una cosa es que se puedan reasignar determinados aspectos de la sexualidad y otra, que se pueda cambiar enteramente una persona, donde cada célula de su cuerpo y los cromosomas tienen una dimensión”, ha precisado con respecto a las personas transexuales a las que, en todo caso, ha invitado a “acoger”.