La inquietud con la que la sociedad catalana asiste a los acontecimientos derivados del proceso soberanista es la misma con la que la viven los obispos catalanes. Al igual que el resto de la sociedad, cada uno con su propia sensibilidad y acento, claro. Y por ello, la apelación a la “vía eslovena” esgrimida por el president Quim Torra el 8 de diciembre como “vía de la libertad” para conseguir la independencia, ha sido acogida también por los miembros de la Conferencia Episcopal Tarraconense “con una preocupación muy fuerte”, según ha sabido Vida Nueva de fuentes de esta institución.
“Trasladar el problema a las calles no es la solución. ¿Es que no se puede encontrar otro camino? ¿Es que tiene que haber muertos para una salida al tema de Cataluña?”, se pregunta la misma fuente, que tiene presente que la independencia de Eslovenia vino precedida de un proceso unilateral que desembocó en una guerra de diez días, con más de 60 muertos, y que precipitó la descomposición de Yugoslavia.
Una atípica carta de los obispos
Y en plena escalada de tensión verbal y epistolar entre el Gobierno central y la Generalitat de Cataluña a cuenta de esta “vía eslovena”, con partidos políticos como PP y Ciudadanos pidiendo a Pedro Sánchez la aplicación, de nuevo, del artículo 155 de la Constitución, y al líder del emergente Vox exigiendo la inmediata detención del president Torra, los obispos catalanes han vuelto a entrar en escena con una atípica carta en la que cuestionan “la larga prisión preventiva” de ocho líderes políticos y sociales que alentaron el procés independentista, y en donde muestran “su respeto” por la huelga de hambre iniciada por cuatro de ellos.
Atípica, porque el texto es, en realidad, la respuesta a la hermana de uno de los presos en huelga de hambre, que había criticado en una carta abierta a los pastores su inacción; atípica también porque de su lectura se puede deducir, como han hecho algunos medios, que los obispos apoyan esa huelga y, además, presionan al Tribunal Supremo que los tiene que juzgar, “algo que está siendo interpretado desde Madrid como una interferencia de los obispos catalanes”, asegura la misma fuente. Y atípica, en definitiva, porque la carta está firmada por el vicesecretario de la Conferencia Episcopal Tarraconense, Norbert Miracle, lo que no ha dejado de causar “cierta sorpresa” entre algunos de sus miembros pues este tipo de escritos suelen ir sin firma.