Nuevo gesto vaticano con China al dar paso a un obispo oficialista

  • El titular de Mindong, Guo Xijin, nombrado por Roma, cede la condición de titular al ‘oficialista’ Zhan Silu
  • Xijin acepta ser auxiliar tras pedírselo el propio Francisco con el fin de labrar la unidad de los católicos chinos

Francisco, durante una audiencia general con ciudadanos chinos de fondo Roma Papa Plaza San Pedro

Tal y como se ha conocido en las últimas horas, el hasta ahora obispo de Mindong, Guo Xijin, considerado como “clandestino” hasta la firma del Acuerdo entre China y la Santa Sede, habría aceptado ceder su condición de titular de la diócesis a Zhan Silu, obispo de la conocida como Iglesia “patriótica”, quedando Xijin como su auxiliar.

Con esta acción, se confirma que el camino a seguir desde la firma del convenio entre Roma y Pekín, en septiembre, es que se diluya la diferencia entre la Iglesia no reconocida por el Estado comunista y la que es fiel a este y no era reconocida por el Vaticano, estando entonces sus obispos excomulgados. De hecho, el mismo Silu es uno de los siete obispos a los que Francisco les levantó la excomunión tras ratificarse el acuerdo diplomático.

Lo confirma a la prensa local

El cambio de titularidad en Mindong lo ha confirmado Xijin en declaraciones al diario oficialista chino Global Times: “Me convertiré en el obispo auxiliar y Zhan Silu será el obispo diocesano”.

Según explica el medio, Francisco le habría pedido a Xijin aceptar este cambio por un fin más alto, el de la unidad de los católicos chinos, pese a su indudable legitimidad como titular de Mindong a ojos de Roma.

Con el visto bueno de Celli

El cambio en Mindong se ha ratificado esta semana en Pekín, siendo testigo directo el arzobispo Claudio Maria Celli, hombre clave en estos años de negociación con la Administración comunista y que ha encabezado una nueva delegación diplomática vaticana.

Todas las partes implicadas aceptan que el camino a recorrer es aún largo y que decisiones como esta para Mindong generarán sufrimiento a muchos católicos que durante décadas se han mantenido fieles a Roma, sufriendo persecución y clandestinidad. Pero, a su vez, la mayoría coinciden en que es más que positivo superar una situación de ruptura que se inició en 1951, cuando Roma y Pekín rompieron sus relaciones diplomáticas tras el triunfo de la revolución comunista.

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