En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz que se celebra el próximo 1 de enero y que la Santa Sede hizo público este martes, 18 de diciembre, el papa Francisco recuerda que la “verdadera función” de la política debe ser promover la paz entre la gente. El análisis es del cardenal Peter Kodwo Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, que se encargó de presentar el texto junto a monseñor Bruno Marie Duffé, secretario del citado ‘ministerio’ vaticano.
“Toda casa tiene sus recursos que necesitan ser gestionados y administrados por el bienestar de los habitantes de la casa. Algunos de esos recursos ya existían, mientras que otros son necesarios y hay que trabajar por ellos, como la paz, la justicia o la armonía”, comentó el purpurado ghanés.
En su intervención ante la prensa, Turkson mencionó cómo amenazan la paz algunos “vicios de la política”, entre los que citó la corrupción, la negación de derechos, la violencia, los abusos de los derechos, la falta de seguridad laboral o la escasez de comida y de agua. También denunció la emigración forzada, la xenofobia, el racismo y la destrucción de los recursos naturales.
Con su mensaje por la Jornada Mundial de la Paz, el Papa espera que las leyes y las políticas “lleven la paz a todos los ciudadanos, especialmente a los más jóvenes, a los que no se les debe robar su futuro”, destacó el prefecto del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral. Al ser preguntado por los periodistas por la invitación a abrir las puertas a los inmigrantes que Francisco hace un su texto, Turkson señaló que “no se puede no hablar de hospitalidad” frente a los extranjeros, cuya acogida “es un deber”.
Duffé, por su parte, subrayó cómo la intervención del Pontífice invita a construir la paz “con la palabra, con el diálogo y con la salvaguardia del derecho”. Ha de ser una paz “que debemos vivir como relación de respeto hacia el prójimo, hacia el pobre, hacia la Creación que es nuestra casa común”. La “responsabilidad” de la paz, concluyó el secretario del Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, “comienza en el corazón de la persona y en el corazón de cada familia. Pasemos de la familia humana a la familia de las naciones”.