Vaticano

El Papa pide no dejarse llevar por el “estruendo del consumismo” durante la Navidad

  • “La máquina publicitaria invita a intercambiarse regalos siempre nuevos para hacerse sorpresas. ¿Pero es esta la fiesta que le gusta a Dios?”, se pregunta Francisco en la audiencia general
  • El Pontífice invita a “no mundanizar” estas fiestas,“dar espacio al silencio” sin olvidarse de “ayudar al menos a un pobre” y no “llenarnos de regalos, almuerzos y cenas”





A seis días de la celebración de la Navidad, el papa Francisco dedicó su catequesis en la audiencia general celebrada este miércoles 19 de diciembre en el Aula Pablo VI del Vaticano a esta festividad, invitando a los fieles a no “mundanizarla” poniéndose ellos “en el centro” y no a Dios.

“La máquina publicitaria invita a intercambiarse regalos siempre nuevos para hacerse sorpresas. ¿Pero es esta la fiesta que le gusta a Dios? ¿Qué Navidad querría él, qué regalos y sorpresas?”, preguntó retóricamente el Pontífice al inicio de su alocución. A continuación recordó cómo “la primera Navidad de la historia” estuvo “llena de sorpresas” por la llegada de ángel que le cambió la vida a la Virgen María y por cómo san José aceptó ser el padre de un hijo que no había generado.

Victoria de la humildad sobre la arrogancia

“La Navidad trae cambios de vida inesperados. Pero es en la noche de Navidad cuando llega la sorpresa más grande: el Altísimo es un niño pequeño”, destacó Jorge Mario Bergoglio, que invitó a los fieles a celebrar esta festividad “acogiendo en la tierra las sorpresas del cielo”.

En su descripción de cómo los católicos deben vivir esta fiesta, subrayó que es “la victoria de la humildad sobre la arrogancia, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre el ruido”. La Navidad es preferir “la voz silenciosa de Dios al estruendo del consumismo”.

La vida se da, no se programa

Esta festividad significa celebrar a un Dios “que revoluciona nuestras lógicas humanas”, entender que la vida “no se programa sino que se da, que no podemos vivir para nosotros mismos sino para Dios, que descendió hasta nosotros para ayudarnos”.

Francisco pidió, en definitiva, “no mundanizar la Navidad, ni convertirla en una bonita fiesta tradicional pero centrada en nosotros y no en Jesús”. Al final de su catequesis invitó a hacer como san José y “dar espacio al silencio” sin olvidarse de “ayudar al menos a un pobre” e ir más allá de los “destellos brillantes del mundo” y de “llenarnos de regalos, almuerzos y cenas”.

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