La retirada de las tropas estadounidenses de Siria es “una confirmación más de que, aunque de manera lenta y agotadora, nos dirigimos hacia el final del conflicto”. Así lo expresa el obispo caldeo de Alepo, Anoine Audo. El también ex presidente de Caritas Siria, indica que “la impresión general es de que uno respira en el país”, según recoge Asia News. Y es que ayer, 19 de diciembre, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el repliegue de los 2.000 soldados norteamericanas.
“La paz y la unidad son ahora el pensamiento dominante entre cristianos y kurdos”, mantiene el prelado, aunque afirma que el conflicto no está completamente inactivo. “El 90% de los kurdos, no creen en su propio estado autónomo, porque carecen de los números y la fuerza para manejarlo. Es por eso que consideran más conveniente estar bajo el paraguas del estado sirio”, indica.
La decisión de Trump ha sido visto con perplejidad en Reino Unido. Desde la City se niega que el ISIS haya sido derrotado: “Todavía hay mucho por hacer”. Para el prelado, la crisis siria acabaría con un “acuerdo entre los estadounidenses y los rusos, en el que cada uno ejerciera su parte de influencia en un sector diferente del país”. Por su parte, recalca que, “nosotros, como cristianos y como Iglesia católica podemos contribuir a fomentar el diálogo, porque este reto es a la vez nuestra vocación”.
En su mensaje de Navidad, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, invita “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a que contemplemos el misterio de la Navidad” desde la certeza de que “este mundo solo se puede cambiar con una fuerza que nos viene de más allá de nosotros mismos, y que nos da la posibilidad de descubrir que el otro es nuestro hermano”. En un vídeo elaborado por el propio Arzobispado, el purpurado va colocando las figuras del belén y enunciando actitudes a imitar.
“La Virgen –explica– abrió sus brazos para acoger en su vida a Dios. El ‘hágase en mí según tu palabra’ es la capacidad que un ser humano tiene para poder mostrar algo que viene más allá que uno mismo”. San José, por su parte, “es el hombre de fe, el hombre que ha percibido que Dios cuenta con él” para “ser acogido en este mundo”, reconoce.
“Como no encontraron posada –continúa Osoro–, el Señor nació en una cueva. Y vino no a condenar a los hombres, sino a salvar”. Porque “el Señor ha venido a entregarnos su amor, y lo hace haciéndose uno de tantos, y pasando por uno de tantos”. Y añade: “Ved en Él la salvación y la necesidad que tenemos todos los hombres de ser acogidos y abrazados por Dios”.
El papa Francisco aceptó ayer, 19 de diciembre, la renuncia del obispo auxiliar de Los Ángeles, Alexander Salazar (69 años) después de que la Junta de Supervisión de Mala Conducta del Clero –órgano independiente de la archidiócesis– alertara de la verosimilitud de una acusación de abusos a un menor en la década de los 90. En una carta dirigida a la arquidiócesis, el arzobispo José H. Gómez dijo que lamentaba informar de que “en 2005, un año después de haber sido ordenado obispo, la arquidiócesis fue informada de una denuncia”.
“Dado que era obispo en el momento en que se recibió la denuncia, la arquidiócesis remitió el asunto a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que realizó una investigación e impuso ciertas medidas de precaución”, dijo el prelado. Desde entonces, “la arquidiócesis no ha recibido ninguna otra denuncia relacionada con el obispo Salazar”.
En el mismo comunicado, el arzobispo mostró su agradecimiento al Papa por “su preocupación amorosa por la familia de Dios aquí en la Arquidiócesis de Los Ángeles. Estas decisiones se han tomado debido a la profunda preocupación por la curación y la reconciliación de las víctimas de abuso y por el bien de la misión de la Iglesia”. Y pidió a todos los creyentes continuar “manteniéndonos cerca de las víctimas y supervivientes de abuso a través de nuestras oraciones y acciones”.