Oscar Ojea, presidente del episcopado argentino, acompañado por los otros miembros de la Comisión Ejecutiva: el Cardenal Poli, Marcelo Colombo, y Carlos Malfa, visitaron al Presidente de la Nación, Ingeniero Mauricio Macri, en la Casa de Gobierno. El Señor Presidente estaba acompañado por el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, la ministra de Salud y Acción Social, Carolina Stanley, el Canciller Jorge Faurie, y el Secretario de Culto de Nación, Alfredo Abriani.
Los obispos le llevaron al Presidente el mensaje de la próxima Jornada Mundial de la Paz, referida al tema político, y el de la Comisión Permanente, titulado: “En un país de sombras, una luz brilló” (Isaías 9,1)
Según el comunicado del episcopado, los obispos le expresaron su preocupación por el tema de las adicciones. Consideran que, en los barrios carenciados, no sólo ha aumentado la oferta, sino que el estado debe encarar una solución con respecto a la demanda. Específicamente, solicitaron un aumento en el presupuesto para la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (SEDRONAR).
Uno de las temáticas más recurrentes es la situación social. Los obispos le manifestaron a Macri, su inquietud con respecto a los altos índices de pobreza, tal como lo señalara el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica.
Otro punto fue el aumento del desempleo y la caída del consumo en este semestre. Otra inquietud fue sobre la problemática en los proyectos de agricultura familiar, especialmente en el interior del país.
Con respecto a este tema social, el Presidente señaló que “todavía tenemos meses duros por delante. Estamos en el territorio y sabemos lo que pasa, no ignoramos los problemas”.
Se dialogó también sobre el clima social a partir de “las nuevas divisiones en la sociedad argentina, atravesada por la brecha de la inequidad”.
Consultados especialmente por distintos medios, desde la oficina de prensa se informó que no se habló del tema “aborto”.
Fuentes de episcopado señalaron que el clima fue muy cálido, de mucha cordialidad, en el que cada uno pudo expresarse con sinceridad y libertad. Por parte del episcopado, no faltó el agradecimiento por el encuentro hacia el Presidente y sus ministros.