Miles de botellas de plástico reciclado hacen parte de la piel y atavíos de los personajes bíblicos como del follaje de árboles de la antigua Belén, cubetas de huevo se convierten en piedras y hacen parte de las paredes del castillo del rey Herodes. Es de esta forma como los habitantes de la localidad de Bosa, en el sector la Palestina, al sur Bogotá, se convirtieron en los artífices del pesebre más grande de Colombia, una colosal estructura con iluminación de bajo costo que consta de unas 10 mil cubetas de huevo, centenares de vallas o pancartas publicitarias en desuso y la no menos despreciable cifra de 160 mil botellas de plástico reciclable.
Luis Hernando Parra, presidente de la junta comunal del barrio La Palestina y director del proyecto de la iluminación navideña con material reciclado más grande del país contó a Vida Nueva que unas mil personas del sector se involucraron durante un año para hacer realidad esta ingente creación que abarca unos 3 mil metros cuadrados.
Tradición de una década
Son 10 años de una tradición que la comunidad acoge con alegría y dedicación, cuenta el líder comunitario. “Hemos ido evolucionando, fue en el tercer año cuando decidimos agregar la pauta que hemos seguido desde entonces: el material reciclado”.
Es un proyecto de trabajo colaborativo, donde intervienen muchas personas desde diversas áreas, desde la recolección del material hasta un proceso de curaduría minucioso. También cuentan con el apoyo y asesoría del escultor Edwin Sánchez.
Parra comentó que este Belén “lo hacemos de una manera estética, no es colocar basura por colocar sino que se hace con un sentido estético y ambiental”, agregando que “es un motivo de gran orgullo ser el pesebre ecológico más grande de Colombia, título que nos da una responsabilidad aún mayor, porque queremos crear una política pública donde las iluminaciones navideñas se haga con base en material reciclado”.
Los grandes aprendizajes
“Y que nazcan muchos hijitos como estos en todas las veredas, cuadras, parques de Colombia”, agregó el edil de la junta comunal, al tiempo que resaltó los logros que con esta iniciativa comunitaria han logrado a lo largo de estos años: “Esto genera muchos aprendizajes, primero la unión de la comunidad, segundo un mensaje netamente ecológico, la Navidad es la época del año donde más basura se produce, lógicamente por los altos niveles de consumo”.
Lo que para muchos se convierte en material descartable, siendo Bogotá una ciudad que en estas fechas produce toneladas de basura con su más de ocho millones de habitantes, para los vecinos de Bosa Palestina es una oportunidad para convertirlo en un hermoso motivo para celebrar la Navidad y, con ello, propiciar un momento de reflexión para el cuidado de la casa común.
Parra explica que a una simple botella “cortándole el pico y la cola, invirtiéndola y poniendo un bombillito, la convertimos en una flor hermosa”. De allí ve fundamental que el objetivo de este proyecto es crear esa conciencia ecológica y, por ende, escuchar el grito de la madre tierra.
Una comunidad sostenible
La puesta en escena dura aproximadamente un mes, tiempo durante el cual unas 1.500 personas visitan la obra de lunes a viernes, mientras que los fines de semana se registra mayor afluencia, alcanzando los 4.000 visitantes, en un horario comprendido de 6 a 10 de la noche.
En enero, cuando todo finaliza, se desmonta y todo se recicla. “Muchos de estos elementos se convierten en nuevos motivos navideños para el nuevo año –cuenta el presidente del proyecto– y otra parte que no se usa se lo donamos a los vecinos para que adornen las diferentes calles del barrio”.
“Y eso es algo sumamente significativo, no es solo iluminar la sede de la junta comunal de la Palestina, es que el barrio también tenga conciencia de hacer iluminación con material reciclado”, acotó.
Todo este material es reutilizado por la comunidad todos 7 de diciembre, durante la fiesta de las velitas, en una tradicional feria de faroles: “este año se usaron 400 faroles con el material reciclado del pesebre anterior”, concluyó Parra.