“Negar la diferencia sexual y de la importancia de la familia es optar por una sociedad atomizada, de simples individuos. Esta por carecer de los vínculos naturales, propicia la soledad y el desamparo de las personas”. Fue la denuncia que lanzó hoy el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, durante la misa de la Sagrada Familia retransmitida a través de La 2 de TVE desde la parroquia de la Purificación de Nuestra Señora de San Fernando de Henares.
Reig Pla comenzó su homilía recordando que “el hijo de Dios ha querido entrar en nuestro mundo a través de la familia”. A partir de ahí, expresó su deseo de “recordar algunos principios esenciales que nos ayudan a construir la sociedad como un espacio de fraternidad orientado al bien común”.
Institución anterior al Estado
A partir de ahí, realizó un canto al matrimonio como unión entre un hombre y una mujer subrayando cómo se trata de una “institución pública anterior al Estado”, defendió el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones –“nadie puede arrebatarles este derecho, ni siquiera el Estado- y “el carácter sagrado e inviolable de la vida humana” desde su concepción a su fin. “La vida humana es sagrada y, del mismo modo el matrimonio, elevado a sacramento eficaz de gracia, es una unión sagrada”, enfatizó.
Con este punto de partida, Reig Pla se centró una vez más alocución en defender el matrimonio cristiano frente a las uniones homosexuales de forma reiterada. “El carácter sagrado del matrimonio pone en evidencia que la sexualidad humana que Dios bendijo –‘y vio que era muy buena’- llevaba escrita en su diferencia varón-mujer una profecía que la encaminaba nada menos que a ser sacramento de la unión de Cristo con la Iglesia”, comenzó, para señalar después que “la sociedad nace con la diferencia sexual y con la procreación”.
La diferencia sexual
“Dos individuos no diferenciados sexualmente suman sus dos individualidades según sus deseos. Sin embargo, en la diferencia sexual hay una realidad indisponible, que va más allá de los deseos individuales. Se trata de la complementariedad sexual que da lugar a la socialidad y a la procreación”, justificó el prelado.
Reig Pla lanzó este mensaje a la vez que dibujó un contexto apocalíptico de la realidad de nuestro país. “Desgraciadamente España, después de un largo proceso secularizador que está rompiendo los vínculos con Dios, con la tradición católica, con la familia y con el propio cuerpo, ofrece en estos momentos un panorama que no garantiza el bien común de la sociedad”, advirtió.
La cultura de la muerte
Justo después denunció “los embates de la llamada cultura de la muerte que está debilitando el tejido social de la sociedad española”. “Si no cambia de dirección, España está abocada a ser un país envejecido” en un “invierno demográfico severo”. En este contexto, recordó que la ley del aborto ha traído consigo que “dos millones de españoles no hayan llegado a nacer” y puso sobre la mesa los tres millones de divorcios de nuestro país. No se olvidó tampoco “de la malicia de la anticoncepción que reduce la unión conyugal a los simples deseos de los cónyuges”, añadió citando de forma explícita el rechazo de Pablo VI en Humanae Vitae.
Frente esto, desde el templo en el que reposan los restos de Fernando III, instó a las familias cristianas a “ser una unidad de resistencia y se han de organizar como minorías creativas donde florezca la cultura de la vida y la civilización del amor”. Durante la eucaristía no se hizo referencia alguna al multitudinario encuentro europeo de jóvenes de Taizé que acoge estos días nuestro país.