Unos 1.000 ciudadanos habitantes de calle celebraron la “Gran fiesta de fin de año” este 29 de diciembre en el parque metropolitano Tercer Milenio, en la ciudad de Bogotá, una actividad cuyo objetivo ha sido acoger, cuidar y proteger a esos que hoy son los llamados descartados de la sociedad. Todo este esfuerzo se dio gracias al apoyo de la arquidiócesis de Bogotá, Callejeros de la Misericordia, el banquete del Bronx, Ayúdanos a ayudar, Más manos, el canal Caracol, RCN Radio, la Alcaldía mayor y Policía Nacional.
Desde muy temprano voluntarios de las diversas organizaciones, portando gorros navideños, con un efusivo “buenos días” seguido de aplausos, recibieron a los hermanos de la calle para brindarles desayuno, atención en salud, peluquería y dotación con un kit de higiene, además de la oportunidad de compartir un momento de música y oración con la celebración de la tradicional novena, pues “el niño Jesús nace todos los días”, explicaron sus organizadores.
En conversación con Vida Nueva, Gabriel Gutiérrez, hermano franciscano coordinador de Callejeros de la Misericordia, explicó que “en Colombia estamos hablando de más de 80.000 ciudadanos habitantes de calle, en Bogotá hay cerca de 15.000 de los cuales el 20% apenas van a los centros que tiene el Estado, un 80 % se queda en las calles y tenemos que defenderlos”.
Gutiérrez es un religioso colombiano que gracias a su misión evangelizadora “en salida” con personas en situación de calle se ha ganado el título de ‘fray Ñero’, equivalente al cuate, pana, ché, pata o parce usado entre iguales.
‘Fray Ñero’ no escatima esfuerzos para defender a quienes también da el título de ciudadanos habitantes de calle y advierte que en “los últimos 10 años han asesinado a 4.000 habitantes de calles en todo el país, de los cuales 1.000 son de la capital”.
“Los están matando, exterminando, desapareciendo, es un genocidio. No nos están escuchando. Por tanto la sociedad civil, organizaciones de derechos humanos, la Iglesia, tenemos que preocuparnos por estos hermanos, frente a lo que está pasando con esta situación de violencia, por eso tenemos que defenderlos”, señala.
En defensa de sus derechos, el hermano franciscano ha estado en el Congreso de la República y participa de debates sobre asuntos propios de los habitantes de calle: “Los defendemos también ante la misma ciudadanía que en algunos momentos también los violenta cuando tratamos de acercarlos a ellos”.
En reiteradas ocasiones ‘fray Ñero’ se ha convertido en ese arquetipo al que tanto ha llamado el papa Francisco, es así como los medios de comunicación del país le han abierto sus puertas para presentar su testimonio que para él no es otra cosa que tener un corazón en salida: “Allí radica lo más importante”.
“Todo esto es como nosotros comprendemos lo que significa callejear la fe y lo hacemos de esa manera sencilla, fraterna, franciscana, sin muchas pretensiones, solamente salir a la calle y encontrarnos con los más empobrecidos”, reconoce.
Otra de las organizaciones que acompaña desde hace más de 30 años la acción eclesial por los descartados en situación de calle es Banquete del Bronx, creado por Ana Silvia Ballen en los años 80 y que atiende a habitantes de calle en situación extrema en toda la ciudad.
Anualmente esta organización atiende en promedio a 16.000 habitantes de calle, en jornadas de martes en la noche y los sábados en la mañana, con un promedio semanal de 1.000 personas. De hecho el número es mayor si se tiene en cuenta que a los habitantes de calle se suman los venezolanos migrantes que “ya se nos están quedando en las calles”.
Orlando Beltrán, director del Banquete del Bronx, siguió los pasos de su madre Ana Silvia. Apunta que uno de los hitos que en la actualidad marcó la pauta en su labor fue la intervención del Bronx en el año 2016 en la que se desalojaron a miles de habitantes de calle desperdigándolos por toda la ciudad, conformándose desde entonces los llamados parches o zonas de los habitantes de calle de Bogotá.
A juicio de Beltrán con esta acción “el gobierno lo que hizo fue dar una impresión de que hay leyes, pero estas leyes no están aplicadas, ahora tenemos el Bronx en toda la ciudad y en muchas otras ciudades del país porque desde acá se llevaron muchachos”.
“Que me reconozcan como persona”, bajo esa frase ‘Ojitos’, uno de los habitantes de calle agasajados por las distintas organizaciones eclesiales, expresó cómo se sentía al ser atendido por estos hombres y mujeres de Iglesia que salen al encuentro de los descartados.
Todo el mundo lo conoce como ‘Ojitos’, en virtud de sus glaucos ojos escondidos tras su rostro tiznado de sucio e hirsuta melena. Su nombre de pila es Franco Michael Abadía, natural de Bogotá, pero volvió a nacer gracias al sacerdote Javier de Niccoló cuando lo ingresó en un hogar de abrigo, rebautizándolo como Jhon Alfredo Fernández Gómez.
‘Ojitos’ tenía dos carreras universitarias, un negocio próspero en el barrio San Victorino (en el centro de Bogotá). Era un esposo ejemplar y un padre amoroso antes de que un atentado terrorista tras la toma del poder del entonces presidente Álvaro Uribe –en el año 2002–, le arrebatara la vida a su esposa y dos hijas. Esto lo llevó a refugiarse en el mundo de las drogas y a vivir en la calle.
Todavía sigue en busca de recuperación con ayuda de la Iglesia. Para él ha sido duro poder reponerse de este golpe, ha recaído más de 16 veces a lo largo de estos años.
“No me siento fracasado, Dios tiene su tiempo y presto está mi corazón para lo que él disponga”, sin embargo confiesa que “me toca esconderme de mi sano juicio, porque estar en sano juicio me parte el alma y me desconsuela”. Unas lágrimas saltaron de sus verdes ojos.
Mauricio Naranjo, jefe de redacción de Noticias Caracol digital, lleva 12 años en este medio de comunicación de alcance nacional e internacional. Justamente con la visita del papa Francisco a Colombia se involucró con la fuente de Iglesia, incluso más allá del ejercicio periodístico como tal. Se ha convertido en un apóstol de la causa de los excluidos habitantes de calle.
“Hace dos años cuando comenzamos a preparar la cobertura con el tema de la visita del Papa nos dimos a la tarea de encontrar a algún sacerdote que diera ejemplo de lo que el Papa ha pedido, indagando encontramos a Gabriel (‘fray Ñero’) y nos encontramos con una historia que cautivó mucho a los colombianos”, agregó.
El periodista considera que hay un gran desconocimiento tanto de parte de las autoridades como de la ciudadanía del fenómeno de los habitantes de calle. Incluso en ocasiones se piensa que ellos no deberían existir y este desconocimiento lleva a que haya violencia. Más allá del tema policial, este asunto debe tratarse como un tema de salud pública, un tema que como sociedad pensemos por qué hijos nuestros terminan en situaciones como esta.
Si bien hay habitantes de calle que cometen delitos y consumen, para Naranjo “no todos deben ser metidos en la misma bolsa, porque es una derrota para la sociedad que haya hermanos nuestros en la calle. Y los medios de comunicación tienen una responsabilidad gigante porque nos hemos encargado de repetir hasta la sociedad estigmas que ayudan a crear esa imagen negativa que termina muchas veces en violencia”.