“Brescia, Brescia, la ciudad que no solo me ha dado la luz…”, escribió Pablo VI el 29 de junio de 1963 a los pocos días de haber sido elegido papa, refiriéndose a su lugar de nacimiento. En esta ciudad de la Lombardía, hermanada con la española Logroño y la mexicana Toluca, han sacado el orgullo por su paisano tras la canonización del pasado octubre.
No es que la memoria del papa Montini se hubiera olvidado. 2 visitas de Juan Pablo II y una de Benedicto XVI al monumento de Lello Scorzelli que desde 1984 se encuentra en la catedral nueva de la ciudad dan cuenta de ello. La imagen de Pablo VI agachándose tras abrir la Puerta Santa de san Pedro del Vaticano se presenta ante el visitante sobre una balaustrada de mármol en la que aparece identificado de forma lapidaria como “Pontífice Máximo bresciano”. El grupo escultórico se completa con una evocación de su escudo, dos escenas paulinas y ocho momentos significativos de su pontificado –desde su Magisterio, al discurso en la ONU, el rechazo de la tiara, el atentado en Manila al momento de su muerte–.
Brescia también tiene otro lugar eminentemente montiniano. Si Pablo VI se ordenó sacerdote en la catedral, su primera misa fue en el santuario de la Virgen de las Gracias. “Es imposible olvidarme de que el 8 de septiembre en Brescia es un día solemne en el Santuario de la Virgen de las Gracias. Era habitualmente un momento habitual de encuentro de toda la familia en aquel lugar, casa e iglesia de culto mariano en la que maduró nuestra joven vocación sacerdotal”, dirá al respecto el pontífice.
Hoy una estatua en el patio que une la iglesia mayor con el santuario en el que se encuentra la pintura de la Virgen recibe al visitante. Allí se venera una reliquia de la camisa que llevaba Pablo VI durante el atentado de Manila en 1970 –una segunda se puede ver en el Duomo de Milán– cuando fue acuchillado dos veces sobre el pecho.
A pocos kilómetros del núcleo urbano esta Concesio, el lugar en el que se encuentra la casa natal del papa santo. Esta se ha abierto al público en 2009 y gracias a un acuerdo de 2014 un grupo de Hijas de María Auxiliadora, las salesianas, colaboran estrechamente con el Centro Internacional de Estudios y Documentación del Instituto Pablo VI y la Obra para la Educación Cristiana. “Esta presencia en la Casa natal de Pablo VI es la de una comunidad que ora y testimonia el valor de la vida consagrada”, señala a Vida Nueva la superiora, Enrica Rosanna.
Esta comunidad acoge a los peregrinos, que no han dejado de crecer desde la congregación. Las salesianas al recibir a los visitantes no solo les hablan de la figura humana de Pablo VI, sino que también del mensaje del Vaticano II y todo el periodo posconciliar. Además, también se ha consolidado una propuesta formativa para los Institutos de la provincia en la que participan centenares de estudiantes todos los años.
“Los peregrinos vienen a ver una casa; pero tras la presentación se dan cuenta que se han encontrado con un santo, y el encuentro con un santo jamás te deja indiferente, te cambia la vida”, señala Rosanna al recordar a la gente de todo el mundo que llega a la casa, desde grupos de catequesis, asociaciones hasta obispos y cardenales. Entre los visitantes ilustres han estado en patriarca de Constantinopla Bartolomeo o el de Jerusalén Fouad Twal. También muchos seminaristas ordenados por Montini cuando era arzobispo de Milán o jóvenes que han recibido él la confirmación… y muchos paisanos que están redescubriendo a “su Papa” y que al visitar la casa “les afloran tantos recuerdos” llenos de cariño y amistad que se sienten “obligados a transmitir la memoria de Pablo VI a las jóvenes generaciones” para que encuentren “un punto der apoyo seguro, un ancla a la que agarrarse para caminar sin miedo”, señala la religiosa. Los testimonios que se recogen en el libro de visita dan buena cuenta de todo esto. También a pocos metros se encuentra la parroquia de san Antonio, mártir, donde se encuentra la pila donde fue bautizado el papa Montini.
Además, para la religiosa Pablo VI ha sido un papa muy cercano a la Familia Salesiana desde su etapa como arzobispo en Milán. “Las salesianas estamos muy felices de estar en Concesio e invitamos a los lectores de Vida Nueva a venir para dejarse encontrar con san Pablo VI, ¡merece la pena!”, concluye Enrica Rosanna.