El número de presos políticos en Venezuela sigue en aumento. La Iglesia ha estado monitoreando constantemente estas situaciones y sobre Saúl Ron Braasch, vicario general de la comisión de justicia y paz de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), recae esta responsabilidad.
Ron Braasch fue primero abogado –egresado Universidad Católica Andrés Bello– y criminólogo –de la Universidad Complutense de Madrid–. “Ya adulto”, dice, encontró en el sacerdocio una forma de ejercer su carrera de leyes y servir a Dios. Ya lleva 11 años como párroco en Valle de la Pascua, en el llanero estado Guárico, y desde 2013 en la comisión de justicia y paz de la CEV.
En conversación con Vida Nueva, el presbítero advirtió que “han salido cifras de la FAO respecto al problema de desnutrición y sobre todo tomando en cuenta también, ahora que está en la agenda el tema de la Laudato Si, los abusos que se están cometiendo contra todo el arco minero del Orinoco, que no solo afecta al medioambiente, sino a las comunidades aborígenes y el equilibrio económico con la extracción indiscriminada del oro”.
PREGUNTA.- ¿Cuál es el balance de la situación de derechos humanos en Venezuela?
RESPUESTA.- Son vulnerados desde hace mucho tiempo, desde el tiempo que tiene este gobierno, ha sido de una vulneración progresiva y creciente. En Venezuela se han violado todos los derechos, no solamente los civiles y políticos, también los sociales, especialmente los referidos a la salud se han visto sumamente comprometidos.
Violación del derecho electoral
P.- ¿Cómo es que un régimen dictatorial gana elecciones?
R.- Eso forma parte precisamente de la violación sistemática de los derechos humanos y uno de los más vulnerados es el derecho electoral, y a eso se suma que también la oposición ha cometido errores. En el plebiscito de julio de 2017 todo el mundo salió a participar y al mes se elige una Asamblea Nacional Constituyente (ANC) ilegítima que es la que está primando ahora, y entonces el gobierno que no está dando resultados dice que ganó de palmo a palmo, y esas mesas electorales estaban vacías literalmente.
P.- ¿Y cómo demostrar esos abusos con la continuidad de Maduro como presidente y la misma ANC?
R.- A estas alturas no hay resultados con respecto a la elección de la ANC y enterada la comunidad internacional como está, creo que debe cohesionarse más junto a la sociedad civil, porque la oposición oficial no ha dado muestra de esa cohesión, pero creo que la gente se está dando cuenta. Como dice el refrán, “amor con hambre no dura”.
Amenazas indirectas
P.- ¿Ha recibido amenazas contra su vida?
R.- No amenazas directas, pero en un programa (Con el mazo dando) de Diosdado Cabello, alto funcionario del gobierno, se hablaba de un obispito con apellido de bebida alcohólica que está echando vainas, eso es una amenaza indirecta como para callarlo a uno.
A monseñor Roberto Lückert también le sacaron una grabación de esos laboratorios de guerra sucia, muy desagradable por cierto, pero ya se aclaró que era una declaración falsa.
P.- ¿Usted cree que en algún momento pueda haber un cambio político y pacífico?
R.- Se habla de eso, se habla de una transición pacífica y justamente se dice que con los enemigos uno tiene que sentarse para dar paso a esa oportunidad, pero no sé si con ese tipo de gente que ya están declarados como foragidos se pueda dialogar y se pueda esperar algo de ese diálogo.
P.- ¿Entonces la Iglesia que está haciendo?
R.- La iglesia denuncia todo el tiempo y abiertamente. Ha dicho que esta es una dictadura. Y el Papa también, incluso ha cambiado el rumbo respecto a esto del diálogo, al principio hablaba del diálogo, hoy día está más cauteloso.
La posición del Papa
P.- ¿Hay gente que dice que el Papa con el diálogo lo que hizo fue apoyar al gobierno de Maduro?
R.- Lo que pasa es que mucha gente no entendió el lenguaje del Papa, sobre todo sectores recalcitrantes y conservadores quieren que el Papa haga una declaración pública de guerra, y esto no puede ni debe hacerlo, pero hay signos muy evidentes de la posición del Santo Padre, por ejemplo, la designación de Baltazar Porras –detestado por el gobierno– como administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas.
Y justamente no lo nombró arzobispo para evitar el plácet (visto bueno) del gobierno, porque en ese caso hubiera requerido de ese plácet por modus vivendi y, por ende, el gobierno no lo hubiera aceptado.
Otro caso también es el reciente nombramiento como administrador apostólico de la arquidiócesis de Barquisimeto a monseñor (Víctor Hugo) Basabe, quien es uno de los perseguidos del gobierno. Entonces ese lenguaje, esos gestos del Papa, hay que entenderlos.