Después de varios años con su salud muy deteriorada falleció el obispo emérito de Temuco, Sergio Contreras Navia, en el Hogar Nuestra Señora del Carmen de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, donde vivió desde que dejó sus tareas pastorales.
Nacido en Valparaíso, en 1950 se tituló de ingeniero civil mecánico con una tesis que fue distinguida por el Colegio Nacional de Ingenieros. Ingresó al seminario y fue ordenado sacerdote en 1957 en su diócesis de origen donde trabajó pocos años, especialmente en la Acción Católica. A los 9 años de sacerdocio, en 1966 el Papa Paulo VI lo elige obispo para la diócesis de Ancud, Chiloé. En 1974 fue trasladado al arzobispado de Concepción como obispo auxiliar y en diciembre de 1977 nombrado obispo de Temuco donde permaneció por 23 años hasta septiembre del 2001 cuando san Juan Pablo II aceptó su renuncia por haber cumplido 75 años.
Durante 8 años, en dos períodos, fue secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile, donde fue la voz de la iglesia católica frente a violaciones a los derechos humanos e interlocutor en demandas de estudiantes, campesinos, trabajadores y relegados políticos.
En la celebración del aniversario 50 de su episcopado, el actual obispo de Temuco, Héctor Vargas, sdb, expresó su homenaje “a uno de los signos del amor de Dios por esta Iglesia servidora de esta bendita tierra de La Araucanía y su gente. Me refiero a Monseñor Sergio Contreras Navia, quien se encuentra celebrando 50 años de episcopado”. “Agradecemos a Dios, agregó Vargas, habernos regalado tantas bendiciones y gracias a través de este Pastor, que haciendo vida su lema episcopal, nos demostró hasta el final de sus días que “no vino a ser servido sino a servir” y finalizó su homenaje diciendo que “en los últimos años, agotadas ya sus fuerzas, en su regreso a Temuco, fuimos testigos de cómo poco a poco su mente lúcida y perspicaz, se fue apagando”.
“Don Sergio”, como era conocido, hizo carne, en su vida, el lema que inspiró su ministerio, especialmente dando impulso a la promoción humana y la solidaridad, poniendo siempre su mirada en los más pobres y abandonados; entregando apoyo moral y espiritual a personas y familias víctimas de persecución, gestando un compromiso activo de la iglesia con los derechos humanos; motivando la organización y el protagonismo del laicado; constante trabajador por la dignificación y derechos del pueblo mapuche. También construyó la nueva iglesia catedral de Temuco que reemplaza a la anterior destruida por el terremoto de 1960, creó la Universidad Católica de Temuco en julio de 1991 y recibió en su diócesis al Papa san Juan Pablo II durante su visita a Chile en abril de 1987.
En varias oportunidades fue requerido por comunidades mapuches para mediar en situaciones conflictivas que ellos enfrentaban.
El presidente Ricardo Lagos lo invitó a integrar la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas, organismo asesor para el conocimiento de la visión de los pueblos indígenas del país sobre los hechos históricos de Chile y entregar recomendaciones para una política de Estado que avance hacia un nuevo trato de la sociedad chilena con los pueblos originarios. La Comisión fue presidida por el ex presidente Patricio Aylwin y funcionó entre el año 2001 y el 2003 concluyendo su labor con la entrega al Presidente de la República de un informe de 683 páginas.
Al dejar su diócesis de Temuco visitó a las autoridades del Gobierno Regional, ocasión en la que les expresó que el tema indígena fue una de las materias más importantes de su gestión y destacó que aún queda mucho por hacer, por lo que instó a las autoridades a buscar los puntos en común para resolver este conflicto y contribuir a restablecer la paz y la justicia en La Araucanía.