El cardenal arzobispo de Lyon, Philippe Barbarin, se sienta hoy en el banquillo de los acusados para enfrentarse a un juicio por un supuesto encubrimiento a Berbad Preynat, un sacerdote que durante dos décadas abusó de 70 niños scouts en su diócesis.
En concreto, se solicita para él cinco años de prisión por dos delitos tipificados en el código penal francés como “no denuncia de delitos sexuales” y “no asistencia de persona en peligro”. Las víctimas de Preynant iniciaron una demanda conjunta puesto que consideran que el purpurado conoció los abusos cuando desembarcó en Lyon en 2002 y no llevó ante la justicia al sacerdote.
Ayer, festividad de la Epifanía, Barbarin justificó su ausencia en una celebración diocesana en una carta en la que imploraba a Dios para que “se haga justicia” y “se cure el corazón de las víctimas de la pedofilia, unos actos tan injustos como terribles”.
En un mensaje que fue leído ante los asistentes, lamentó “no poder asistía en esta tarde de alegría en medio de la comunidad diocesana”. “Me pareció más correcto no participar en un evento de esta magnitud en la víspera de un día tan relevante, confío en vuestra oración”, continúa la misiva en la que añade: “Es mejor permanecer retirado y en silencio”.
Barbarin está llamado a comparecer en la vista oral junto a otros seis mandatarios eclesiales, incluido el prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe, el español Luis Francisco Ladaria, que en una carta recomendó al arzobispo “tomar las medidas disciplinarias correspondientes pero evitando un escándalo público”.
El primado de las Galias se ha defendido en múltiples ocasiones de estas acusaciones, señalando que nunca ha encubierto ninguna agresión sexual, si bien ha reconocido algunos “errores en la gestión” en materia de abusos sexuales en la diócesis y ha pedido perdón a las víctimas de forma reiterada. Además, Barbarin cuenta con el apoyo manifiesto del Papa.
El propio cardenal ha explicado que si bien en torno a 2007 le hablaron de Preynat, en ese momento nadie presentó denunciar alguna y no fue hasta 2014 cuando una víctima dio un paso adelante y se abrió la investigación canónica correspondiente.