La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) inició este 7 de enero su CXI Asamblea Plenaria Ordinaria en Caracas. Hasta el 12 se abordarán temas del panorama nacional y eclesial se y profundizarán sobre los actuales desafíos que presenta la realidad del país suramericano, especialmente bajo las latentes amenazas recibidas del gobierno de Nicolás Maduro ante los numerosas denuncias por parte de la Iglesia.
Además los obispos venezolanos aprovecharán el encuentro para hacer revisión de las perspectivas de la visita ‘Ad limina’ del pasado mes de septiembre, cuando el papa Francisco insistió en el imprescindible rol de la Iglesia de cara a la actual coyuntura: “estén cerca del pueblo, no abandonen al pueblo”.
José Luis Azuaje, presidente de la CEV, en su discurso de apertura de la Asamblea enfatizó que el Papa “no nos ha pedido estar cerca de los políticos y menos del gobierno, sino del pueblo porque es el que siempre lleva las de perder en toda la diatriba política y en los desajustes económicos”, revelando también que durante las sesiones se abordaría el Plan Trienal (2019-2022) de la CEV y los planes operativos cada comisión episcopal, con el compromiso de promover la responsabilidad política y la cultura del encuentro entre los venezolanos, centrándose en la persona humana y no al servicio de las ideologías.
Por otra parte, además de la visita, la que Azuaje definió como un “signo de comunión con el sucesor de San Pedro”, un segundo acontecimiento importante –en el balance realizado por el presidente de la CEV– fue el Sínodo de los jóvenes celebrado el pasado octubre de 2018, cuyo documento final “será de gran ayuda para un mayor acercamiento de los jóvenes a la Iglesia en su compromiso de transformación de la realidad. Se une a este acontecimiento la venidera Jornada Mundial de la Juventud que se realizará a finales de este mes en Panamá”.
Con todo, para el también arzobispo de Maracaibo este 2019 será un año marcado por la incertidumbre, puesto que el “miedo colectivo rompe el tejido social” y “hace presa de los más débiles”, incididos principalmente por un cuadro de violencia de estado dominante, so pretexto de las necesidades básicas de la población.
“Concluye un año para Venezuela marcado por el sufrimiento y hemos iniciado uno nuevo con una gran incertidumbre en la vida personal, institucional y en la vida comunitaria de un pueblo que es víctima de severas carencias materiales y sanitarias, y de una destrucción cabal de sus posibilidades adquisitivas”, denunció.
En cuanto a la juramentación presidencial de Nicolás Maduro prevista para el próximo 10 de enero y las dudas que se ciernen sobre su legitimidad, el prelado fue claro al advertir que “la historia, cuando sea el momento a través de los actores que propiciaron unas elecciones tan dudosas en un marco de ventajismo, dará su veredicto”, al tiempo que brindó su respaldo a la Asamblea Nacional, único órgano democrático vigente, que por dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia quedó suspendida de sus funciones por lo que Azuaje manifestó que “como poder del Estado legítimamente elegido por voto popular del pueblo Venezolano, es un reclamo el que se le devuelvan sus competencias”.
El presidente de la CEV invitó a los dirigentes políticos del parlamento a reactivar la credibilidad de los venezolanos en la política y la búsqueda de salidas democráticas ante la crisis humanitaria y material, a pesar de que el gobierno no dé muestras de cambio de política: “Lamentamos que no haya ni un ápice de sensibilidad humana y social que implique un cambio rotundo en la conducción del país”, dijo Azuaje.