“La oración cambia la realidad y nos cambia también a nosotros. Es, ya desde ahora, la victoria sobre la soledad y la desesperación”. En su catequesis durante la audiencia general celebrada este miércoles, 9 de enero, en el Aula Pablo VI del Vaticano, el papa Francisco habló una vez más sobre el Padrenuestro, una oración que abre un camino “que nos lleva a Dios”.
Improvisando sobre el texto que tenía preparado, el Pontífice les recordó a los fieles y peregrinos presentes al final de su alocución que el próximo domingo es la fiesta del Bautismo del Señor, última celebración del tiempo litúrgico de la Navidad. “Todos nosotros sabemos la fecha de nuestro nacimiento, pero no todos saben la fecha del bautismo, que es el nacimiento a la vida de la Iglesia, cuando el Espíritu Santo viene al corazón”, dijo Jorge Mario Bergoglio.
Perseverancia en la oración
A continuación les pidió a los católicos que se preparen para esta celebración preguntando a los familiares, padrinos, padres y abuelos cuál es su fecha de su bautizo. Invitó el Papa a recordar siempre ese día porque es “muy importante”. “Demos gracias al Señor por el don de la fe y pidamos al Espíritu Santo la fuerza de ser valientes testigos de Jesús”, añadió.
En su meditación, el Papa destacó las dos actitudes que el creyente debe tener cuando ora: la perseverancia y la confianza. “La perseverancia en la oración, porque aunque a veces pareciera que Dios no nos escucha, sin embargo no es así, porque ninguna oración queda desatendida. A la perseverancia se une la confianza, confianza puesta en Dios, porque Él es un Padre bueno y nunca olvida a sus hijos que sufren”, dijo.
“No darse por vencido”
Francisco aseguró que Dios “responde siempre” porque “ninguna oración” deja de ser escuchada: “Él es el Padre y no se olvida de sus hijos que sufren”. Esta frase, reconoció Bergoglio, provoca una crisis en los fieles, porque hay muchas oraciones que parece que no obtienen ningún resultado. “Cuántas veces hemos pedido y no hemos obtenido. Todos tenemos experiencias de llamar a una puerta cerrada”.
Pese a esta situación, invitó a “insistir y a no darse por vencido” porque la oración “siempre transforma la realidad”. Si no consigue cambiar “las cosas alrededor nuestro, al menos nos cambia a nosotros, nos cambia el corazón”. La “única incerteza” está en los tiempos. “Tal vez nos toque insistir durante toda la vida, pero Él responderá”, garantizó el obispo de Roma.