Conscientes de su responsabilidad espiritual y moral con el pueblo, en el marco de su CXI Asamblea los obispos venezolanos hicieron pública una Exhortación Apostólica denunciando que la pretensión de Nicolás Maduro de iniciar un nuevo periodo presidencial “es ilegítima por su origen y abre una puerta al desconocimiento del gobierno porque carece del sustento democrático de la justicia y el derecho”.
En voz del cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de la arquidiócesis de Caracas, acompañado por Raúl Biord, obispo de La Guaira y segundo vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), y Freddy Fuenmayor, obispo de los Teques, pidieron a los sectores políticos y al gobierno hacer partícipes a los venezolanos –tanto los que se fueron como los que se quedaron–: “No podemos ser simples espectadores de lo que sucede en el país, pues somos ciudadanos y, como tales, actores de primer orden”.
Moralmente inaceptable
El mismo cardenal Porras añadió que “a la Iglesia no le toca reconocer o no al presidente Nicolás Maduro, lo que está claro –y es del conocimiento de todo el pueblo– es que no están dadas las condiciones por las cuales no estamos en un régimen democrático que está cumpliendo con los postulados de la constitución”.
Mientras que el pueblo venezolano vive una situación dramática y de extrema gravedad por el deterioro del respeto de sus derechos y calidad de vida, los obispos han considerado que “es un pecado que clama al cielo querer tener a toda costa el poder y pretender prolongar el fracaso e ineficiencia de estas últimas décadas es moralmente inaceptable”.
El purpurado recordó la Exhortación del 11 de julio de 2018 en la que los obispos denunciaron que “la convocatoria de elección presidencial del 20 de mayo para elegir al presidente de la república fue ilegitima como lo fue la de la Asamblea Nacional Constituyente impuesta por el poder ejecutivo sin respeto a las garantías de la Constitución y a los más altos principios de dignidad del pueblo”.
El país pide un cambio a gritos
Sin embargo la CEV ha dicho que, en este 2019, tiene la plena “confianza puesta en Dios como una buena oportunidad para el cambio que el país pide a gritos” y se suma a la voz del papa Francisco en la búsqueda de la paz para la solución de la crisis económica, política y social.
En este sentido, los obispos agradecieron al Santo Padre por “su constante cercanía y preocupación por nuestra patria” citando su discurso del 7 de enero a los miembros del cuerpo diplomático acreditados ante la Santa Sede: “Deseo para la amada Venezuela que se encuentren vías institucionales y pacíficas para solucionar la crisis política, social y económica, sobre todo a los que han sido afectados por las tensiones de estos años y ofrecer a todo el pueblo venezolano un horizonte de esperanza y de paz”.
Reconocer la Asamblea Nacional
A su vez los prelados piden al gobierno que reconozca a la Asamblea Nacional la cual fue “electa con el voto libre y democrático de los venezolanos y actualmente es el único órgano del poder público con legitimidad para ejercer soberanamente sus competencias”.
Hace tres años el secretario del Estado Vaticano, cardenal Pietro Parolin pidió que se restituyera cuanto antes a la Asamblea Nacional en su rol previsto en la constitución, pero a la fecha el Tribunal Supremo de Justicia –dominado por el chavismo– continúa inhabilitando a este ente al declararlo en desacato.
A los diputados del parlamento recordaron que “el voto de confianza que el pueblo venezolano que le ha conferido debe ser retribuido con el cumplimiento de los deberes y redactando las leyes que necesita el país para el restablecimiento de la democracia y la vuelta a la decencia y honestidad de la administración de los fondos públicos”.
Por la paz y un mejor país
En un efusivo reconocimiento a las estructuras eclesiales que han trabajado tenazmente en medio de la crisis, el episcopado venezolano resaltó el trabajo que “día a día los sacerdotes, diáconos, religiosas y laicos así como las muchas iniciativas que en este campo están llevando adelante desde Cáritas a nivel nacional, diocesano y parroquial y desde la Comisión de justicia y paz y desde las vicarias de derechos humanos”.
En un ejercicio de construcción de puentes invitaron a las fuerzas vivas de las iglesias protestantes y otras religiones a articular iniciativas y proyectos en favor del pueblo para “trabajar por la paz y por un mejor país”.