Al tomar posesión de la diócesis jarocha, Carlos Briseño Arch llamó a los sacerdotes, religiosas, religiosos y laicos a seguir construyendo el reino de Dios en ese puerto mexicano
Veracruz tiene obispo: Carlos Briseño Arch, quien este jueves tomó posesión de la diócesis jarocha, ante una multitud de fieles reunidos en el Seminario Mayor de la diócesis, quienes atestiguaron la lectura de la carta con la que el papa Francisco designó como obispo de esta Iglesia particular a quien fuera durante doce años obispo auxiliar de la Arquidiócesis de México.
En el tradicional mensaje al pueblo de Dios, el obispo -formado en la orden de los Agustinos Recoletos-, dijo: “Vengo con gran alegría y entusiasmo, sabiéndome claramente instrumento de Dios, para servirles y continuar el trabajo realizado por los tres obispos anteriores a mí”, y agradeció especialmente a Luis Felipe Gallardo, obispo emérito de Veracruz.
Fue a mediados de noviembre del año pasado cuando se hizo público el nombramiento de Carlos Briseño como cuarto obispo de la Diócesis de Veracruz. Durante su ministerio episcopal en la Ciudad de México, colaboró tanto con el cardenal Norberto Rivera Carrera como con el cardenal Carlos Aguiar Retes. Ambos estuvieron presentes en la Misa de inicio de ministerio episcopal.
Carlos Briseño dejó en claro que no busca emprender caminos nuevos, sino continuar con el trabajo que ha llevado la diócesis en los últimos años: “no vengo a restar, sino a sumar esfuerzos”, dijo, e invitó a seguir construyendo el reino de Dios en el puerto; “nadie es tan pobre que no tenga nada que dar, ni tan rico que no necesite de los demás. Todos necesitamos de todos”.
Tras señalar que una de sus prioridades será acompañar a todas las familias, en especial a aquellas que sufren la violencia o la pobreza, reveló que tiene un sueño: “Que nuestra tierra se convierta en un faro de luz, que irradie el resplandor de Cristo por todo el mundo”. En este sentido, explicó que por ello quiso que en su escudo episcopal hubiera un faro de luz, icono de la ciudad.
Finalmente, aseguró que es imprescindible el apoyo de los laicos para que den testimonio de su fe y sean verdaderamente luz en los ambientes donde les toca actuar; “de esta manera –dijo– pueden convertirse en luz, esperanza y amor para todas las tierras veracruzanas”.
Antes, en la homilía, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo Primado de México, con quien Carlos Briseño colaboró durante diez meses, se refirió a la sinodalidad como una de las enseñanzas fundamentales de la Iglesia.
“El papa Francisco ha indicado con claridad que el método para caminar juntos y alcanzar la experiencia de comunión es la sinodalidad, palabra que hemos escuchado poco, y que cuesta trabajo entender, pero que significa caminar juntos”.
También recordó que el Santo Padre pide a los obispos no elevarse, sino ponerse al servicio de los fieles a lo largo del camino.
“El ministerio episcopal es bajarse para ayudar a todos a caminar juntos, servir, acompañar y promover el camino juntos. Nunca olvidemos que para los discípulos de Jesús la única autoridad es la del servicio, y el único poder es el de la cruz”.
La celebración fue presidida por el nuncio apostólico en México, Franco Coppola y concelebrada por varios obispos mexicanos, entre ellos el cardenal Sergio Obeso, arzobispo emérito de Xalapa, provincia a la que pertenece la Diócesis de Veracruz.