‘Votos y devotos’, el libro que analiza cómo la religión ha marcado la política en Colombia

  • En su obra, Natalio Cosoy presenta un recorrido histórico de las relaciones entre el Estado y las iglesias desde la colonia hasta los comicios presidenciales de 2018
  • El periodista argentino está convencido de que este asunto “sigue siendo uno de los grandes enredos colombianos”

‘Votos y devotos’, el libro que analiza cómo la religión ha marcado la política en Colombia

Votos y devotos: religión y poder en Colombia, es el título del libro del periodista argentino Natalio Cosoy, en el cual ha realizado una radiografía histórica de los vínculos entre religión y política, desde los inicios de la relación entre Estado-Iglesia en la época colonial, hasta las elecciones legislativas y presidenciales de 2018. Son muchas las interrogantes que giran en torno a este tema que en más de una ocasión ha tenido posiciones encontradas.

Cosoy, quien fuera corresponsal de la BBC en Colombia hasta 2017, vivió en el país durante tres años y lo recorrió para conocer de cerca el proceso de paz. En el marco de su investigación ha concluido que “la relación entre religión, Estado, política y poder ha sido y sigue siendo uno de los grandes enredos colombianos”, como recoge El Tiempo en una entrevista realizada al autor.

Entre fe y moral

El tema de la fe y la moral vinculadas a lo religioso con frecuencia hace parte de la agenda pública. Especialmente en Colombia, distintos sectores (católicos y protestantes) a lo largo de su historia han estado en favor de tendencias bien sean liberales o conservadoras. De este modo el poder político se ha visto influenciado por los liderazgos eclesiales. 

Sin embargo, a la hora de elegir a sus gobernantes, para el periodista argentino “hoy se ve que la dimensión pública que se les asigna a las iglesias cristianas no se traduce necesariamente en votos a candidatos propios”.

Con relación a las apuestas políticas de las iglesias evangélicas, señala que “en las últimas elecciones legislativas, a esos candidatos no les fue como se esperaba. Seguramente, y esto es especulación, se debe a que el elemento religioso o moral se vio satisfecho por otro candidato que además cumplía con otros intereses del votante”.

Más allá de la bandera de los valores

Igual suerte corrieron los aspirantes presidenciales vinculados al sector religioso, cuando Viviane Morales se retiró y Alejandro Ordóñez no marcaba en las encuestas. “Los colombianos tienen un límite a la hora de votar. Pueden meter a un congresista, pero a la hora de elegir un presidente, este debe tener algo más que la bandera de los valores”.

Iván Duque –asegura el periodista– no solo manejó la agenda moral, sino que prometió volver a una Colombia anterior a Santos, con el respaldo de su mentor político Álvaro Uribe: “Al final, ese apoyo valió más que el que pudieron tener algunas figuras religiosas. Eso sí, no es que Duque no haya tenido respaldo de figuras religiosas, porque sí lo tuvo, pero en teoría pesó más el de Uribe”.

En las pasadas elecciones presidenciales, los resultados para los candidatos evangélicos no fueron como muchos esperaban. “Es difícil determinar las razones por las que se vota”, refiere el autor, en un país que desde la reforma constitucional de 1991 marcó un precedente en las dinámicas de las iglesias: “Con ella hubo una apertura religiosa que les dio a los movimientos evangélicos la posibilidad legal de crecer”, como ocurrió con el MIRA (Movimiento Independiente de Renovación Absoluta), fundado por la iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional. 

Hegemonías religiosas

Con todo, Cosoy también asegura que “no es que la influencia de la Iglesia católica se haya perdido ni que la de las iglesias evangélicas se iguale a lo que tuvo en su momento la católica”.

En lo que sí coinciden católicos y evangélicos en Colombia –en la actualidad– es en temas como el aborto, el matrimonio igualitario, la adopción entre parejas del mismo sexo, de los cuales se apropiaron. Sobre esa discusión se han posicionado socialmente.

El periodista cree que “la tensión entre política y religión va a seguir existiendo. De hecho, está reemergiendo. Se fortaleció desde la Constitución del 91. Desde ese año volvió con más fuerza la participación religiosa en lo político”. 

“Lo que es importante rescatar es que se repite una dinámica que se daba en la época de liberales y conservadores, y es que hay un uso de los políticos del elemento religioso. Las figuras de la religión se les acercan y tratan de hacer alianzas y terminan siendo usadas por las estructuras políticas tradicionales”, ha dicho.

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