Nace la Asociación Teológica Ibérica para el Estudio de la Moral, la primera en España

  • Su presidente, José Manuel Caamaño, reflexiona en Vida Nueva sobre los horizontes de la Teología Moral
  • “Francisco ha dado una mayor importancia al concepto de discernimiento moral, que no era tan utilizado”

Los laicos toman las facultades de teología de España. Universidad Pontificia Comillas

El Ministerio de Interior ha aprobado recientemente la fundación de la Asociación Teológica Ibérica para el Estudio de la Moral (ATIEM). Como explica a Vida Nueva José Manuel Caamaño, su presidente, la nueva asociación de moralistas de España y Portugal surgió de las jornadas celebradas en la Universidad Pontificia de Salamanca para conmemorar los 25 años de ‘Veritatis Splendor’, la encíclica de Juan Pablo II.

Existen asociaciones de moralistas en otras partes del mundo, entre las que destacan las surgidas en Italia, EEUU y en latinoamérica, “que funcionan muy bien”, e incluso hay una asociación a nivel mundial. “Los profesores de moral plantearon la opción de buscar la manera de estar más conectados, de trabajar más conjuntamente con todos aquellos que se dedican a la moral”, indica Caamaño.

Jose Manuel Caamaño-moral

Y es que la Teología Moral actual, dependiendo de su área, “trata los temas clásicos como puede ser la conciencia y la libertad desde una óptica nueva”. Como explica Caamaño, desde que Francisco inició su pontificado “ha tenido una mayor importancia el concepto de discernimiento moral, que en este ámbito no era tan utilizado”.

“Proceso de discernimiento personal”

Caamaño señala que uno de los retos que tiene la Teología de cara al futuro es “el encontrar cómo hablar del discernimiento moral, que a veces solo se observaba desde el ámbito espiritual, en relación con todos los elementos importantes dentro del discurso teológico moral: la verdad, la normatividad…”. En definitiva, cómo integrar todos estos conceptos dentro del “proceso de discernimiento personal”.

“Al final es la persona la que tiene que decidir, así que más que una moral impositiva y normativa, el reto es cómo ofrecer o cómo contribuir a generar procesos de un discernimiento moral serio y vinculado a la verdad moral”, apostilla. En otras áreas hay otros temas habituales como son la vida, la bioética, las relaciones personales o la familia.

“Son temas importantes a los que se les aplica esa óptica desde el discernimiento”, dice Caamaño, que además señala que “la ecología, por ejemplo, hoy en día tiene unas connotaciones muy importantes también en su relación con las cuestiones vinculadas a la justicia social y la pobreza”.

Constante diálogo con la ciencia y la sociedad

“La Iglesia y la teología moral desde hace tiempo vienen ofreciendo criterios para situarse ante el desarrollo científico-técnico que se está produciendo”. Así, actualmente lo más importante conocer cuál es la situación, conocer los temas que preocupan a la sociedad. “Por eso para los moralistas es tan importante el diálogo con la ciencia, que es a su vez es algo a lo que nos está llamando mucho el papa Francisco, pero que también lo habían hecho anteriormente Benedicto XVI y Juan Pablo II”, dice. “Todos los teólogos estamos llamados a conocer bien estos temas, al igual que los temas sociales, para ofrecer criterios, sin ser catastrofistas, que orienten todo el potencial que tenemos para que sirva mejor a las personas y a la sociedad en su conjunto”, subraya.

En cuanto a las posiciones morales de Francisco, Caamaño considera que la labor del Papa es “la de ser un pastor, y en este caso tiene una buena formación para ello, por lo que lo que dice no puede ser tachado de superficial”. “Lo más importante de lo que dice Francisco es que va al fondo de la propia identidad humana”, señala, y añade que se trata de “una llamada a situarse de una determinada forma en la realidad y ante el mundo de la ciencia”.

“En el ámbito moral el Papa habla muy poco de temas morales concretos”, afirma. Francisco “no habla de preservativos, no habla de temas que habitualmente son debate”, sino que, por el contrario, “va a temas que afectan a la propia identidad de la persona, a su conciencia, a la necesidad de educarse para el discernimiento y ser capaz de elegir”.

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