España

Consuelo Junquera: “Nos han herido en el amor desde que somos niños”

  • La psicoterapeuta y autora de ‘Convivir. Gozo y desafío’ habla con Vida Nueva con motivo de la presentación de su libro hoy en Madrid
  • “En la sociedad actual hay una falta de respeto y una agresividad latente que es impresionante”





Consuelo Junquera, psicoterapeuta y religiosa del Santo Ángel, presenta durante la tarde de hoy, 16 de enero, su libro ‘Convivir. Gozo y desafío’ (Editorial San Pablo). Basándose en su experiencia profesional, en la que la autora ha comprobado hasta qué punto “la convivencia es un reto que requiere de un análisis personal profundo”, ha escrito este libro, en el que, a lo largo de sus páginas, se va desgranando por qué al ser humano le resulta tan complicado convivir, sobre todo en los tiempos actuales.

Orientado a todo tipo de personas, casados o religiosos, hijos o amigos, Junquera pretende desvelar desde las causas de las dificultades a la hora de establecer relaciones, hasta mecanismos de autoconocimiento y diálogo para conseguir superar “las barreras que interponemos”.

PREGUNTA.- ¿Cuáles son los principales problemas de convivencia que tenemos hoy?

RESPUESTA.- Estamos heridos de amor, lo necesitamos muchísimo. Todos estamos sedientos de él, pero sin embargo nos han herido en el amor desde que somos niños. No echo la culpa a los padres ni a nadie, sino simplemente el haber sido niños y el no haber encajado objetivamente la realidad de nuestra vida ha hecho que tengamos heridas afectivas. Como consecuencia, nos desarrollamos y relacionamos a partir de estas heridas, proyectando nuestros problemas en ellas. Interpretamos las conductas de los demás, cuando en realidad solo son un reflejo de las propias. Juzgamos, malinterpretamos, criticamos, no hay diálogo. Todo eso se convierte en una barrera emocional que nos ponemos los unos a los otros y que hace que nos vayamos distanciando hasta, muchas veces, generar un conflicto que es muy difícil desbloquear.

P.- ¿Ha cambiado la tecnología nuestra manera de relacionarnos?

R:- El mundo ha avanzado en tecnología y esto es una maravilla que hay que aplaudir. Pero sin embargo no avanza nada en darle herramientas al ser humano para su propio desarrollo afectivo. Los seres humanos estamos siendo más niños que nunca. Tenemos a un niño interno herido, sufriente, que hace que nos parapetemos en un adulto autosuficiente, prepotente, con complejo de superioridad para tapar el de inferioridad. Esto va creando una distancia emocional mayor.

P.- Pero hay herramientas para desbloquearnos…

R.- Exacto. La herramienta principal es el autoconocimiento. Si no hay capacidad de introspección, de ver la propia conducta y localizar los sentimientos que la motivan, eso queda ahí sin desbloquear. A lo que aludo constantemente en el libro es a esa reflexión interna, ese encuentro con uno mismo. Por eso en el libro cada pocas páginas hay unas preguntas que permiten al lector profundizar en esa lectura, reflexionar y dialogar.

P.- Vivimos en un mundo cada vez más multicultural, ¿tenemos pendiente la asignatura del respeto y la convivencia?

R.- Si no nos ponemos manos a la obra nuestra sociedad será cada vez más inhumana, más cruel. Como lo está siendo en estos momentos. Ahora mismo la sociedad se va deteriorando por momentos, como podemos ver en el gran número de familias totalmente desestructuradas, que antes no parecía que hubiera tantas. Hay una falta de respeto en el mundo y una agresividad latente que es impresionante. Y todo ello es porque, yo creo, el desarrollo evolutivo no es otra cosa que el desarrollar la capacidad de amar que tenemos como seres humanos. Estamos viviendo la primera etapa del amor. En el libro distingo entre tres etapas, y en esta primera somos egoístas, narcisitas, como un niño, que se considera el centro del mundo y que todo gira en torno a él. Los padres de hoy están haciendo que ese egocentrismo se perpetúe en ellos, porque les están dando los medios para que esto sea así y no evolucionen a la etapa siguiente. La segunda etapa es darse cuenta de este egoísmo, comprender hasta qué punto esto nos domina, y la tercera es ofrecer el amor verdadero y genuino. No solo al que tengo al lado sino un amor universal, una actitud de vida que nos predispone a ofrecerle al otro lo mejor de mí.

P.- En la vida religiosa se dan muchas realidades distintas, de edad, de condición… ¿qué se puede hacer para garantizar una buena convivencia?

R.- Hacer un proceso personal de evolución. Cuando dos personas se relacionan y están en distinto momento evolutivo personalmente es imposible una comunicación verdadera porque no hablan de lo mismo. Si yo desarrollo mi vida y vivo desde unos parámetros y valores que no solo tengo en la mente como positivos, sino que los he encarnado en mis propias actitudes, la otra persona, que no ha hecho este camino, no lo va a entender. Hablamos lenguajes diferentes. El mayor regalo que nos podemos hacer las personas es el de querernos.

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