Un primer grupo de 500 jóvenes que hacen parte de la delegación colombiana que participará en la JMJ Panamá 2019 ya se encuentra en Santiago de Veraguas, a unos 250 km de la ciudad de Panamá, en la pre-jornada, tradicionalmente conocida como los ‘días en las diócesis’, que finalizará el próximo 20 de enero.
Los jóvenes, acompañados por sacerdotes y religiosos, participarán en experiencias vinculadas a la dimensión espiritual, obras de solidaridad con las comunidades locales, así como eventos misioneros y culturales, tal como ha reseñado la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) en su portal.
Familias con los brazos abiertos
Vida Nueva conversó con el sacerdote Rubén Darío García, director del departamento de estado laical y lugares eclesiales para la comunión, de la CEC, quien bajo sus hombros tiene la responsabilidad de acompañar a los jóvenes colombianos durante la JMJ. “Hay un espíritu gozoso, los jóvenes llegan con mucha alegría, hay una mucha disposición a la misión. Están siendo recibidos por las familias de una manera excepcional cuando llegan al sitio donde se les ha asignado el hospedaje. Los miembros de las familias los reciben –como decimos en Colombia– con bombos y platillos”, ha dicho el presbítero.
La delegación colombiana está haciendo recorridos en diferentes sectores de la diócesis de Veraguas y “en esta diócesis recibimos y prestamos un servicio de misión y recibimos la acogida de los miembros voluntarios de las parroquias”, expresó García, señalado que también “hay una gran expectativa” pues precisamente estos días de alegría son propicios para “el encuentro con Jesucristo a través de la Iglesia de la que son miembros los jóvenes”.
“No dejarse robar la alegría”
En medio de una sociedad que cada día pareciera quedar sumida en la desesperanza, el sacerdote pidió a los jóvenes participantes, en especial a los de Colombia, “no dejarse robar la alegría” porque “en cada manifestación de apoyo, en cada expresión de solidaridad, en cada visita a las parroquias” se está cumpliendo la misión de anunciar el Evangelio.
La delegación colombiana –refiere el presbítero– está compuesta, en su mayoría, por jóvenes entre los 15 y los 30 años de edad. “Damos gracias a Dios, en manos de María, por este regalo que realmente estamos recibiendo porque desde ya empieza la misión”, señala García.