Federico de Montalvo, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia de Comillas (ICADE), ha sido nombrado presidente del Comité de Bioética de España, un órgano de asesoramiento en materia de bioética cuya labor consiste, sobre todo, en redactar informes acerca de cuestiones de interés para la ley.
Como indica a Vida Nueva, Montalvo toma el cargo en un momento en el que “el mayor reto desde una perspectiva cristiana” viene de la mano de todo lo que tiene que ver con “el transhumanismo, la inteligencia artificial, robótica y mejoramiento humano”, que empiezan a plantear cuestiones acerca de la “propia esencia del ser humano y la dignidad”.
PREGUNTA.- Con motivo de los 25 años de la Pontificia Academia para la Vida, Francisco escribió una carta en la que agradecía la labor de este organismo en cuanto al aborto y la eutanasia. ¿Cómo se puede generar una ley desde la bioética en temas como estos?
RESPUESTA.- Una cosa es hacer una propuesta bioética y otra cosa es regular. El plano bioético y el legal deben ir de la mano, ya que si no lo hace o bien está abocada al fracaso o, como poco, no implanta valores en la sociedad. En ocasiones determinados debates, en el plano bioético uno puede detectar que una acción claramente es incorrecta, pero en el plano legal hay que ver que la solución que se propone es la más adecuada.
Ejemplo de ello es la vacunación de los niños. Ahora mismo en Italia hay un movimiento muy fuerte de rechazo a la vacunación, en el que muchos padres están rechazando vacunar a sus hijos. Ahí puedes pensar si es éticamente correcto o no que un padre no vacune a su hijo. Y la respuesta es que no, porque le está colocando en situación de riesgo y no está cumpliendo ni con la patria potestad ni con el deber ético de proteger a su hijo. ¿Cuál es la solución legal, obligarle a vacunar? Sí y no. A lo mejor si implantamos una norma de obligatoriedad, el efecto que provocamos es peor. Por eso, tal vez lo que haya que hacer es formular otras soluciones como educar, comunicar e informar. No obligar sino incentivar.
Por eso, en muchos debates debemos entender que una cosa es el debate ético y otra cosa es la solución jurídica que alcanzamos. Por ejemplo el debate sobre el aborto y el debate sobre la eutanasia tienen un plano ético y jurídico distinto. Para mí el aborto es éticamente sencillo, porque claramente es lo que es, pero juridicamente es complicado porque tenemos 100.000 casos en España al año. La eutanasia, sin embargo, es éticamente muy complicado, porque un señor que pide morir, ¿quién es la sociedad para negárselo?. Pero claro, juridicamente es más sencillo, porque tenemos tres casos. La solución jurídica es siempre más dificil, porque obliga, tiene consecuencias.
P.- ¿Cuáles son las dificultades para legislar en clave bioética?
R.- Principalmente que los avances van mucho más rápidos que las propias decisiones. Como por ejemplo los úteros artificiales, que no son reales todavía pero que pueden serlo pronto y nos supone un cambio de lo que es la maternidad y el embarazo de forma absoluta. ¿Está la bioética preparada para afrontar este reto? Los profesionales tienen mucho miedo a las reclamaciones. Hay mucho miedo a la relación médico-paciente, y esto afecta a la bioética porque automatiza la decisión del médico.
P.- ¿Qué peso tiene el comité a la hora de tomar decisiones legales?
R.- Ha ido aumentando a lo largo de los años. En el segundo comité el Gobierno pidió cinco informes en cinco años, en temas como aborto, temas de discapacidad, VIH… De hecho también hicimos uno sobre vacunas y otro sobre gestación subrogada que, si bien no nos lo pidieron, eran conscientes de que estábamos trabajando en ello y hubo mucho interés. Ahora mismo hay una vía abierta de comunicación y diálogo, de trabajo conjunto. Nosotros no damos soluciones sino propuestas y herramientas para resolver políticamente los problemas a los que se enfrentan.
P.- ¿Qué otros temas de debate destacaría como los más importantes actualmente?
R.- Un tema importante es el big data y toda la tecnología en relación a la salud. En qué manera mantenemos el requisito de confidencialidad y la protección de datos. La tecnología nos abre muchos dilemas. En biología tenemos el reto del genoma y todo lo que se nos está planteando con la alteración de los genes, como hasta dónde es seguro usarlo y hasta dónde estamos alterando la cadena genética hereditaria. Pero, sobre todo, en qué medida lo que se hace es cura o es mejoramiento, ya que son cosas distintas. Otro problema es la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y si se ajusta o no a las exigencias de enfermos crónicos. También es importante valorar cómo nos enfrentamos al sufrimiento.
P.- ¿Están bien formados en materia bioética los profesionales de la salud en España?
R.- Sí y no. En los últimos años hay muchos medios que plantean temas bioéticos y eso ha generado un debate. Pero a veces se confunde lo que es la bioética con la medicina defensiva. Es decir, en muchas ocasiones el médico, en lugar de pensar que detrás de un caso hay un tema ético, opta por una decisión muy automatizada: “como la ley dice esto, esto hago”. Así que es bueno que se regule, pero a veces diluye los dilemas éticos que se plantean por mucho que haya una norma.